Hoy empieza una Feria de San Isidro que, a rebufo de lo sucedido en La Maestranza en la Feria de Abril, no solo levanta todas las expectativas sino que se antoja clave en el devenir de la propia fiesta de los toros, acechado por incertidumbres de toda ralea .
Una de ellas, los derechos televisivos que han pasado de una plataforma a la novedad del streaming y que, de momento, parece haber superado la prueba del algodón sevillana. Siendo así, de hoy hasta el 4 de junio, las tardes de toros en directo desde la primera plaza del mundo mundial, llegarán a todas las geografías, desde la “España vaciada” (parte de ella, por cierto, sin la cobertura propicia para recibir la señal) a las Antípodas o el Cono Sur. También, claro, a la Catalunya sin toros.
La afición catalana palía su añoranza de tiempos pasados con viajes a la vecina Francia, al Levante o al Aragón limítrofes y, si el tiempo y la economía lo permiten, también hasta tierras andaluzas, castellanas, extremeñas o del norte. Cuando llega San Isidro, Madrid fija sus miradas.
La Monumental, cerrada al toreo, se alza aún, orgullosa en su fachada (el deterioro interior es llamativo), en un extremo de la Gran Vía de la capital catalana. A 600 kms. cá Alcalá abajo, imponente, Las Ventas, que –decíamos- hoy arranca su San Isidro. Una distancia geográfica que se contradice con la cercanía emocional.
Mayo en Madrid, San Isidro en Las Ventas.
Tan lejos, tan cerca.
¡Suerte para todos!