EL EXILIO INTERIOR

La tauromaquia como excepción cultural (sobre el bono que se pone este lunes en marcha)


lunes 25 julio, 2022

Papá Estado entrega 400 euros a todos, todas y todes nacidos, nacidas y nacides en 2004.

Bono Cultural
Detalle de una tarde de toros en Teruel. © Pablo Ramos

Hoy, 25 de julio, festividad de “Santiago y cierra España”, entra en vigor el llamado Bono Cultural Joven con el que papá Estado entrega 400 euros a todos, todas y todes nacidos, nacidas y nacides en 2004. Con el susodicho Bono, el Ministerio que tiene al ínclito Miquel Iceta como titular pretende  apoyar al sector cultural, dañado por la pandemia y las restricciones, y tiene como objetivo-Iceta díxit- : «Que ( quienes tengan acceso) disfruten de aquello que les gusta, pero también que vivan nuevas experiencias, como la primera vez en la ópera o en un espectáculo artístico. Queremos formar y fomentar la cultura entre los jóvenes, creando nuevos hábitos y nuevos públicos».

Y añade: «El Bono Cultural Joven supone un nuevo paso en la igualdad de oportunidades, en la cohesión territorial, en combatir la desigualdad social y económica».

Ocurre que tan loables objetivos (aunque no acabo de entender eso de la cohesión territorial) tienen sus excepciones: el deporte, el porno y la tauromaquia

Lo del deporte choca,  teniendo en cuenta que el Ministerio de Iceta es a la vez de Cultura y Deporte, más no seré yo quien clame al cielo por su exclusión. Sobre el porno, para qué subvencionarlo si desde la más tierna infancia ya se tiene acceso gratis total.

Queda la tauromaquia, una excepción cultural que sólo se explica desde el sectarismo y la incultura. Qué cosas, un Ministerio de Cultura que abomina de una  manifestación cultural de primer orden y fuente a su vez de múltiples disciplinas artísticas.

No se trata aquí de repetir argumentos que dejan en mal  lugar la persecución y discriminación del toreo desde los poderes públicos y sus altavoces de los medios de comunicación. Es más, si la tauromaquia quiere desligarse de una vez de los vaivenes de la política y fortalecerse por sí misma y huir de abrazos del oso de aquellos que la utilizan y manipulan sin otro objetivo que el  rédito electoral – luego, los hechos les contradicen- , es labor de todos los que participan de ella, profesionales y aficionados, sin servidumbres que son un lastre.

Pero sí dejar constancia de que este nuevo ataque, ahora en forma económica, del llamado Ministerio de Cultura es una aberración histórica y cultural, un paso más en la hoguera inquisitorial en la que arden (aquí sí, por una vez, creo vale la pena la retahíla de nombres ilustres y cada cual añada los que prefiera ), de Goya a Barceló, de Casas a Picasso, de Zuloaga a Vázquez Díaz,  de Joan Miró al Equipo Crónica, de Alberti a Bergamín, de Lorca a Hernández, de Brines a Marzal, de Martínez de León a Néstor Luján, de Jaime Urrutia a Sabina, de Berlanga a Azcona, de Díaz Yanes a Albert Serra…

Y, claro, en ese fuego de la nueva Inquisición, arden -o eso quisieran quienes lo azuzan-  todos los ganaderos de bravo y los toreros  que han sido y, nadie lo dude, serán.