Rodolfo puede salir de ésta. El pasado domingo
un toro le arrebató las pocas fuerzas que le quedaban como torero, pero seguro
que podemos recuperar al hombre porque a éste lo necesita la Fiesta. Apuntan
diagnósticos duros los compañeros periodistas mexicanos después de que, tras el
percance en Lerdo, continúe en estado de gravedad y en coma inducido para
evitar algún tipo de estrés, mediante una cánula para hacerle llegar los
medicamentos.
¿El percance? El de Nimeño II. Y esperemos que
salga y no se compliquen las cosas. Hoy se le realizó otra resonancia magnética
para estar al pendiente de que no suceda un «shock medular” donde se
comprometan más sus signos vitales. Y creo que, ahora, no es momento para
recriminarle nada a El Pana. Nadie por qué ni qué ha pasado por su cabeza para
encontrar en el toreo el único alivio a la vida. Es momento de apoyarlo sin
tapujos y, luego, ya se verá.
El Pana, entre la vida y la muerte, merece
todo el respeto y apoyo de los aficionados como Padilla, David Mora o Fortes lo
recibieron. Todavía te recuerdo, Pana,
levantando a Cuenca entera con un par de calafia. Dentro de muy poco, Rodolfo,
estás escuchando en una cantina a Vicente Fernández antes de acudir a los toros.