JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA:
PALOMA AGUILAR
Antoñares
y Ángel Otero dieron en la 23ª corrida de la Feria de San Isidro categoría al
corridón lidiado por Domingo Hernández. Se erigió Otero como uno de los nombres
indiscutibles de la Feria, y Antoñares no se quedó atrás con su compañero una
tarde más.
«Inclusero”
se llamaba el tercero de la tarde, de Domingo Hernández, primero del lote de
David Mora, que le dio un gran susto de salida. Le apretó una barbaridad al
caballo de Mario Herrero, que le aguantó en el mismo olivo. Gran par le sopló
Ángel Otero en primer lugar, y una vez más emocionó a Madrid en ese segundo
par, sin dejar que le diesen un capotazo de más al animal y entregándose de poder
a poder con el toro. «Armador” se llamaba el quinto, segundo del lote de Mora.
Israel de Pedro se encargó del tercio de varas del astado, al que acercó por
chicuelinas al paso Mora. Ahora el que anduvo soberbio fue Antoñares, que
consiguió convencer a la afición de Madrid en banderillas haciendo
vibrantemente la suerte.
«Rocoso”
se llamaba el primero de la tarde, toro de la confirmación de alternativa de
Varea, un castaño nacido en noviembre de 2012 con 615 kilos de peso. Algo
trasero fue el primer puyazo de Santiago Pérez, midiéndolo en el segundo.
Miguel Ángel Sánchez fue el encargado de la lidia del animal, dejando un buen
primer par Raúl Martí. Diego Valladar entró en segundo lugar, que se quedó sin
toro en la primera entrada y acertó a la segunda. Galopaba el animal de Domingo
Hernández, escupiendo la banderilla en el tercer par de Martí, entrando de
nuevo sin demasiada suerte tampoco. Francisco Ponz «Puchano” le aguantó
muchísimo al sexto en la primera vara y también en la siguiente, ante un animal
que se arrancó de lejos y ante el que dieron la cara también los hombres de
plata en el tercio de banderillas.
«Libertino”,
número 50, se llamaba el segundo, con 618 kilos, más bajo que el toro anterior.
Tras probarlo con gusto por ambas manos y ver que salía suelto, acompañó
perfectamente para sacárselo a los medios con gran sutileza. Manuel Quinta
ejecutó el primer puyazo. Medido fue el segundo puyazo. Lidió Jocho al animal,
ante un efectivo par en primer lugar Mariano de la Viña que completó con un
fácil tercero, aunque dejó en este último sólo uno de los pares. «Rumbero”
era el negro salpicado cuarto, un animal aplaudido de salida, un toro con menos
chispa que el animal del lote anterior que Enrique Ponce. Dos velas lucía en
todo lo alto el de Domingo Hernández, que fue protestado mientras Palomares
ejecutaba un efectivo tercio de varas. Lidió Mariano de la Viña a un animal que
tenía inercia de entrar largo, pero no tenía una buena ni bonita salida del
capote.