JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: PALOMA AGUILAR
Si en
la inoportuna y enferma corrida de Saltillo el año pasado llegó al corazón
de Madrid, hoy, con su toreo silente, le ha llegado al verdadero aficionado de
la capital. Si hace once meses le enseñó a la primera feria del mundo cómo
lidiar un manso, hoy hizo lo propio y, además, brilló rehiletes en mano. A
pesar de que no convenció una corrida santacolomeña que sólo dejó
retazos en tercero y quinto, las luces y sombras plateadas dejaron relucir el nombre de
César del Puerto y también de justa mención el del picador Agustín Romero.
Cabeceando y con la cara arriba le entró el primero al
caballo de Francisco Javier Sánchez. Largo lo dejó Aguilar en la segunda puya,
pero no dio el juego esperado el cárdeno. César del Puerto inauguró con un gran
par de máxima exposición los rehiletes del serial isidril, saliendo con
habilidad de la cara del toro. Lucas Benítez colocó el segundo par y le cortó a
Del Puerto en el tercer palitroque, lidiando Raúl Ruiz.
Rehuía el segundo toro del caballo en todo momento -el animal de la cornada a Galván- y se hizo un calvario conseguir que el picador
pudiese ejecutar la serie. Le echó la cara arriba el toro a Miguel Ángel
Sánchez en su par y tampoco se lo puso fácil a Rafael Limón, llevándose en la
lidia muchos capotazos para intentar sujetarlo.
El tercero salió como una bala se agarró bien al palo de
Agustín Romero, apretando con la cara arriba pero dejando una vara lucida el
picador, siendo aplaudido por el tendido en su viaje de vuelta. Un gran par
dejó en primer lugar Abraham Neiro «El Algabeño”, justificándose el
tercero Isaac Galvín en su par y cerrando el tercio de nuevo Neiro colocando un
par aplaudido pero no conectando tanto como en el anterior.
Juan Carlos Sánchez fue el encargado de picar a un cuarto toro que salió huyendo en cuanto sintió por vez primera su hierro. Le aguantó en la segunda vara después de los cabezazos del cárdeno en el peto, tapándole la salida lícitamente puesto que su falta de empleo era evidente. Raúl Ruiz se justificó en sus pares.
Lidió al quinto El
Algabeño al toro, entrando descaradamente al cuerpo mientras lo pasaportaba de
capa. Muchísima habilidad tuvo en su par Alejandro Sobrino, colocando un solo
par Isaac Galvín en la segunda entrada y cerrando el tercio Sobrino de nuevo
con solvencia. Plaza tenía el sexto de la tarde: bien entró a los puyazos el
animal, intentando en el tercio de banderillas colocar sin lucidez los palos
los hombres de plata.
VÍDEO; PABLO LÓPEZ RIOBOO
