JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA:
EMILIO MÉNDEZ
El
capote milagroso de Punta salvó de una cogida segura a Manuel Escribano en el
tercer toro de la tarde. Esa fue la nota positiva en las filas de plata.
Justo
Jaén se encargó del tercio de varas del primer toro de la tarde, astado al que
llevó el mismo Padilla a la suerte dejando un primer puyazo trasero,
enganchándose el sobrero de Fuente Ymbro con el pitón izquierdo. Buenos
capotazos le dio Daniel Duarte, bajándole la mano y midiendo al castaño tras
las varas. Irregular fue el segundo encuentro con el jaco. Antonio Núñez
«Alventus” se encargó del tercio de varas del cuarto de la tarde,
desentendiéndose en el capote de Manuel Rodríguez «Mambrú” mientras lo lidiaba.
Tampoco en el peto tuvo especial celo el de Ricardo Gallardo, pasando las de
Caín los peones hasta conseguir que se emplease en el peto: hasta que no se
corrió la suerte no se consiguió. Muy suelto de telas y trazos salía el astado.
Los hombres de plata del propio Padilla pusieron palitroques como pudieron ante
el tranco dificultoso y desagradecido del de Fuente Ymbro.
Juan de
Dios Quinta se encargó del tercio de varas del segundo de la tarde, primero del
lote de Fandi. Bien le metió la cara en el capote a la hora de llevarlo el
granadino al caballo de Quinta, que levantó pronto la primera vara ante la
evidente fijeza del astado en el peto. Trasero cayó el puyazo al quinto.
Galleando
llevó Manuel Escribano al toro al caballo y, al tropezarse con el capote, cayó
a merced del toro. Antonio Manuel Punta hizo el quite del milagro. Curro
Sanlúcar señaló solamente al animal en sus dos varas. José Manuel Quinta se
encargó del tercio de varas del sexto de la tarde.