JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA:
PALOMA AGUILAR
Las
cuadrillas solventaron, esta tarde, la dificultad del encierro de Los
Espartales en la segunda corrida de rejones de la Feria de San Isidro, que
acogió un llenazo de No Hay Billetes. Aunque el tendido apreció una corrida
dispar en la que el lote se lo llevó Diego Ventura, fue excesivamente peligroso
un quinto con genio al que el cigarrero llevó magistralmente lidiado desde su
salida. Pero fueron sus auxiliadores Francisco Céspedes, Mario Duarte y Antonio
Díaz los que realmente, y aunque siempre entre los pitos incomprendidos del
respetable, supieron lidiar en los tiempos muertos del cambio de caballo las
dificultades de segundo y quinto de José Luis Iniesta.
Menos
lote tuvieron Andy Cartagena, en cuyas filas actuaron Enrique Céspedes, Sebastián
Córdoba y Tiago Andrés Rolo, y Leonardo Hernández, en cuya cuadrilla hizo el
paseíllo Nicolás Hernández, Hugo Miguel Pereira y Pedro Benito. Y es que incomprendidos
pero imprescindiblemente necesarios son los auxiliadores: hoy lo demostraron
una vez más. Desgraciadamente, y van muchas, no ven valorado su trabajo por la
plaza. Es típico tópico que se repite cada vez que un festejo a caballo se
celebra. Injustamente.
Es la sintonía que ya resuena en cada plaza de toros cada
vez que un auxiliar sale de la tronera del burladero: sonido de viento por
parte del respetable. No hace falta que haga las cosas mal, simplemente con
intentar colocar al toro el público relaciona severamente. Una moda que se ha
implantado ya como casi una norma.
