LA CRÓNICA DE PLATA

Oficio, gallardía… y pelotas


martes 31 mayo, 2016

La cuadrilla de Aguilar, Curro Vivas y David Adalid ofrecieron un recital de sapiencia en un trance complicado para cuantos pisaron el ruedo

La cuadrilla de Aguilar, Curro Vivas y David Adalid ofrecieron un recital de sapiencia en un trance complicado para cuantos pisaron el ruedo

MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: PALOMA AGUILAR

La tarde en que se torcieron las cosas de verdad en Las Ventas es -obviamente- de todo menos fácil. A veces se manosea demasiado el tópico de jugarse la vida, que no por tópico deja de ser verdad, pero hoy hubo momentos de llevarlo a su máxima expresión. El cuarto, por ejemplo, tenía reacciones análogas a un toro currado. Y así lo vieron muchos profesionales.

Una corrida tan exigente que se pasó tres pueblos de la raya, porque sin toreabilidad lo mismo da toro que pantera. Y hacen falta agallas para unir al oficio. Como hizo César del Puerto en la brega del quinto, al que paró de salida para llevarse en olés rotundos el reconocimiento de Las Ventas. Tarde para no esconderse, para echar la pata palante e irse para el toro detrás del matador. Como hizo Rafa González para limarle las tarascadas al segundo; o como hizo Curro Vivas, que tiró de oficio y sabiduría para bregar con el sexto.

Con ese quinto creció sobre la montura un Juan Carlos Sánchez que ha echado un buen San Isidro, y no falló con la puntilla Lucas Benítez, porque tenía el animal el peligro de levantarse. Como el tercero, que no se echó siquiera con dos medias y una estocada y se fue vivo a corrales con el acero dentro. A ese lo asó David Adalid en dos pares superlativos, comparables a los que le sopló al sexto, haciendo gala de una seguridad pasmosa y de pelotas para surtir a Roland Garros.

Así transcurrió la tarde en que se escondió el toreo, pero tuvo que sobresalir la brega. Y hoy los de plata, los que de verdad la sienten, no se escondieron.