JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: PALOMA AGUILAR
Sobre cómo lidiar un manso en una corrida de
rejones dieron hoy una lección José María y Enrique Bejarano junto a Francisco
Javier Alarcón. Fueron los encargados de hacerle frente al sexto del encierro
de Fermín Bohórquez, un toro que fue protestado durante su lidia por su
querencia a tablas pero que no fue devuelto de forma correcta por el presidente
porque los mansos también hay que lucirlos.
Ya salió apretando a Francisco Alarcón en el
burladero. Fue un manso de libro que levantó la ira del tendido. Se le debieron
dar varios capotazos de salida por los subalternos, pero tras sentir el hierro
del rejón de castigo, el jaco pareció ir al centro del anillo, algo que no
consiguió nada más que por algunos segundos. Fue entonces cuando los hombres de
plata se hicieron con él, siendo ovacionados por el respetable madrileño por
tal acción. Se le concedió finalmente el trofeo a Léa, pero fue también culpa
de los subalternos el gran lucimiento de la rejoneadora francesa ante tan
complicado animal.
Menos gratificación recibieron de los tendidos
José Francisco Serrano, ataviado de berenjena y plata, un José Manuel Rodríguez
vestido de sangre de toro y un Manuel Goncet que se las vieron ante dos toros
con posibilidades. No lo entendió así el público. Tampoco lo hizo con la
cuadrilla de auxiliadores de Leonardo Hernández.
