Ha terminado Cali, la que llegó a ser la mejor feria de América y que, ahora al mando de Tauroemoción, y con no pocas dificultades, ha dado señales de vida y apunta a mejorar si se le da continuidad al esfuerzo realizado por la empresa. Ha comenzado Manizales, que ostenta ahora mismo la vitola de feria más importante en un país en el que el toreo está seriamente amenazado. Sin Bogotá, Medellín, Cartagena y otras plazas menores como Duitama o Palmira, la fuerza del toreo se colombiano se escapa como el agua entre las manos.
El fulgor de los años de César Rincón ha pasado (suerte que ahora goza el Perú con Roca Rey), pero la esperanza de encontrar un nuevo ídolo nacional que devuelva la ilusión de los aficionados andinos sigue intacta, a pesar de que al que más y mejor apunta, Juan de Castilla, se lo pongan tan difícil. Tanto, que después de ser nombrado dos años consecutivos como mejor torero nacional y triunfar rotundamente en Bogotá, su nombre no se vio anunciado en Cali ni en Manizales.
“Ha sido muy duro afrontar el verme por fuera de las ferias, teniendo en cuenta los triunfos anteriores”, cuenta el torero antioqueño a Cultoro. “Si no hubiese pasado nada lo entiendo, pero golpeando con fuerza cada año resulta doloroso y difícil de asumir, sobre todo porque de Cali ni siquiera nos llamaron. En cambio, en Manizales fue distinto, allí sí contaron con nosotros, hubo el deseo de que toreara en la feria, pero lamentablemente no hubo acuerdo”.
«Con Manizales no hubo entendimiento; en Cali ni nos cogieron el teléfono»
Al preguntar cuáles fueron las razones para no hallar el entendimiento en Manizales, Juan de Castilla explicó que “Juan Carlos Gómez (empresario de la plaza colombiana) siempre tuvo la buena intención de contar con nosotros. Me pongo en sus zapatos y entiendo las presiones y exigencias a las que se pudo ver sometido para contar con la presencia de las figuras en la feria y comprendo las razones por las que nos ofreció lo que buenamente pudo. No obstante, entendimos que, en esas circunstancias y con mucha tristeza, lo mejor era no estar en la feria y esperar una mejor oportunidad. Mientas que en Cali hubo un silencio absoluto, ni siquiera nos cogieron el teléfono. No hubo diálogo”.
Su única baza para golpear con fuerza en una feria colombiana era Bogotá, pero el acuerdo del Concejo Distrital de la capital colombiana, en el que se prohibió el uso de puyas, banderillas y espadas de manera arbitraria (y anticonstitucional), que actualmente rige el pliego para la celebración de festejos en la Santamaría, ha llevado a que la principal plaza del país cierre sus puertas esta temporada. Situación que, evidentemente, deja a Juan de Castilla en una posición complicada. “Es una pena lo de Bogotá, porque desde novillero sin caballos ha sido mi plaza talismán. El Covid, el acuerdo del Concejo, los retrasos de la Alcaldía… todo va a la contra, pero no sólo para mí. En este caso, para todo el toreo en el país. Ojalá pronto se pueda revertir esta situación”.
Sin embargo, el torero de Medellín sí que viajará a Colombia a torear. “Voy a Colombia por tres motivos: si no toreo, no alimento el alma, lo necesito y, afortunadamente, lo haré en Sincelejo y Puente Piedra; segundo, por ver a la familia; y tercero, porque torear en Colombia me da argumentos para tocar las puertas en España. A mí se me pone más cuesta arriba cuando eso no pasa. Es un círculo vicioso, porque si no toreo en España, me cuesta entrar en las ferias de mi país, y si no toreo en mi país, ¿cómo puedo hacerlo en Europa? Pero la disciplina y el hambre espiritual hace que siga tirando para adelante”.
La dos tardes de Juan de Castilla en tierras colombianas
Así, el sábado 15 de enero, en la plaza de toros de Puente Piedra, a 15 kilómetros de Bogotá, Juan de Castilla actuará al lado de José Garrido y Román en la lidia de 6 toros de Mondoñedo, mientras que el 22 de enero, lo hará en Sincelejo junto a Cristian Escribano y Angelino de Arriaga y con toros toros de Juan Bernardo Caicedo. “Siempre voy a estar muy agradecido con la gente que me está apoyando en momentos tan difíciles. Por eso, el esfuerzo que están haciendo José Porras, en Sincelejo, y ese grupo de jóvenes entusiastas en Puente Piedra, los mismos que organizan la Corrida de la Independencia y que han dado el paso adelante para no dejar al público de Bogotá sin toros esta temporada, es algo que despierta toda mi admiración y agradecimiento. Me honra torear para ellos. Ojalá salieran más cosas, pero en este momento es lo que tengo y asumo estas tardes como si fuera a hacer el paseíllo en Las Ventas”.
Sobre su regreso a España, Juan afirma que “sería un gustazo poder volver a hacer el paseíllo aquí en cualquier plaza. Pero, siendo realista y objetivo, no me quiero hacer falsas ilusiones, como ya me ha pasado antes- Prefiero seguir mentalizado como si tuviera cincuenta corridas firmadas, pero sin una sola confirmada. Mantengo la ilusión porque sé que llegará mi momento”.