TEMPORADA 2022

El Juli: las obras más magistrales de su temporada (I)


jueves 10 noviembre, 2022

Un total de 40 corridas de toros en su campaña europea en las cuales ha salido en hombros un total de 15 tardes.

Juli
El Juli. © Jokin Niño

Julián López ‘El Juli’ ha cerrado una temporada histórica, un año en el que su presencia en los cosos de mayor importancia ha estado más que justificado, primero al tratarse de una máxima figura del toreo y segundo por el nivel alcanzado en éstas. Un ramillete de faenas en plazas de la importancia de Arles, Castellón, Sevilla, Madrid, Pamplona o El Puerto de Santa María han marcado el camino.

Un total de 40 corridas de toros en su campaña europea en las cuales ha salido en hombros un total de 15 tardes. Temporada en la que la espada le ha obligado a salir a pie en más de una plaza como La Maestranza o Las Ventas en las que realizó faenas para el recuerdo a animales de Victoriano del Río, La Quinta o Alcurrucén.

La primera corrida de toros para El Juli en la temporada europea 2022 fue el cinco de marzo en Olivenza con una corrida de Zalduendo en la que únicamente pudo cortar un apéndice. Cerraría temporada en Talavera de la Reina el 25 de septiembre cortando un total de tres orejas y rabo a su lote de Juan Pedro Domecq.

La primavera comenzó con triunfos en Castellón, tres orejas con la corrida de Garcigrande, Sevilla, Puerta del Príncipe ante los astados salmantinos, privándole la espada de un triunfo mayor con los de Victoriano del Río. Luego vendría Madrid, plaza de la que se iría a pie las tres tardes pese a dejar faenas históricas en cada una de ellas, perdiendo la puerta grande por el mal uso de la tizona.

El Juli enloqueció a Madrid en una de las tardes más emotivas de toda su carrera paseando una oreja y dando una vuelta al ruedo con la corrida de La Quinta. Volvió a hacer rugir a Madrid, pero nuevamente pinchó la Puerta Grande con el quinto de Garcigrande. En la Beneficencia volvería a dejar pasar el triunfo con los astados de Alcurrucén, rematando esa tarde un San Isidro inolvidable en el que únicamente la espada le privó de salir en volandas.

Puertas grandes en Granada, nuevamente en Castellón, Pamplona, Santander, El Puerto de Santa María, Palma de Mallorca, Palencia, Valladolid, Murcia cortando un rabo y Talavera de La Reina sellaron un verano de gran solvencia por parte del torero de Velilla, ese que tiene entre ceja y ceja su temporada americana y una europea en la que está muy bien posicionado.

Los golpes del año

Juli
El Juli. © Jokin Niño

Dentro de una temporada con más de 40 festejos y una quincena de salidas en hombros es difícil marcar cuales han sido las tardes del año, más si cabe cuando algunas de ellas no han venido acompañadas por salidas en hombros. Pero tras un 2022 tan importante había que quedarse con dos plazas que han visto la plenitud de un torero que no se dejó ganar la pelea ni por sus compañeros de la parte más selecta del escalafón ni por esos espadas emergentes o ya consolidados que apretaron el acelerador de marzo a octubre.

La temporada ha venido regada de triunfos en plazas de segunda como Castellón, cinco orejas en dos tardes, El Puerto de Santa María, tres orejas o Murcia, dos orejas y rabo. Pero también hubo momentos y tardes para recordar como la vivida en Pamplona con el corte de dos orejas.

Pero el cenit de su carrera se vivió allá por el mes de mayo en dos plazas que se entregaron a la figura de un Julián López ‘El Juli’ que demostró que sigue siendo figura del toreo pese a llevar más de 20 tirando del carro de la fiesta. Fueron seis tardes, tres en Sevilla y otras tres en Madrid, unas más redondas y rotundas que otras, pero ambas con el denominador común de un insaciable torero que únicamente en Sevilla pudo llevarse las mieles del triunfo.

Sevilla, dos de mayo de 2022

Su primer golpe vino el 2 de mayo con la corrida de Victoriano del Río la tarde de la Puerta del Príncipe de Tomás Rufo. La espada dejaba en un único premio una obra magistral de El Juli en Sevilla a un toro de gran clase de Victoriano del Río. Así te lo contábamos en el toro a toro.

Y El Juli demostró porque es máxima figura del toreo. Ante el cuarto, el toro de más clase del encierro dio una clase magistral de cómo hacer el toreo. Un toro que como sus hermanos anteriores hizo cositas de mansito. Le jugó bien los brazos en el recibo capotero, dejando dos medias de mano baja. Esa mano baja que también usó para dejar un templado quite por chicuelinas ante un toro que se enceló y derribó a un Alventus que salió ovacionado. Siempre bien colocado Julian evitó con un quite que el monosabio sufriera un serio percance. Se fue a los terrenos del 6 – ahí el piso no estaba tan embarrado y molestaba menos el aire- para realizar una faena de esas que el buen aficionado guardará en su memoria. Todo lo hizo con suma despaciosidad, toreó para el, se abandonó en muletazos al ralentí donde le puso el alma a un toro que todo lo hizo con temple. Humilló el de Victoriano, gateó tras la muleta de un Julián que lo entendió a la perfección. Por el izquierdo el animal se deslizó con una clase bárbara, dibujando El Juli naturales al ralentí. Le bajo una enormidad la mano y el toro respondió. Ya no es que las bambas fueran por el suelo, sino que el palillo llegó incluso a tocar el albero. ¡Qué portento de torero! Una faena llena de matices, tanto en juego de alturas como de distancias y colocación. El madrileño demostró su ambición en una obra que debe ponerse en las escuelas. Todo iba camino de las dos orejas, pero una estocada trasera y tendida lo dejó en una. Ovacionado en el arrastre se fue ‘Forajido’, un toro de alta nota.

Sevilla, cuatro de mayo de 2022

Principe Juli

Dos días después con la lluvia sin hacer acto de presencia el madrileño conseguía una nueva Puerta del Príncipe, sería ante astados de Garcigrande – Domingo Hernández en una tarde memorable por todo lo realizado en el ruedo. Fue su primer zambombazo realmente gordo de una temporada que vendría regado de tardes importantes. Así te lo contábamos en el toro a toro.

Le cortó las dos orejas El Juli a un primero de Domingo Hernández de gran calidad, un astado de la divisa salmantina que todo lo hizo por abajo pese a mansear en los primeros tercios. Toreó ya a favor del toro en unos lances a la verónica en los que jugó muy bien con las alturas a un toro al que le costó emplearse. El madrileño tampoco le quiso apretar en un quite por chicuelinas a media altura. Julián se sabe al dedillo como es esta ganadería, conoce sus virtudes y defectos, por lo que conocía perfectamente la medicina que le hacía falta al animal. Acertó a desenmuñecarlo en los primeros muletazos a derechas, lo toreó siempre en línea y aliviando al toro cuando este lo pedía. El pase de pecho fue cumbre. Pero la parte alta de su faena vino al natural, por ahí pulseó la embestida de un toro que se fue siempre tras los vuelos. Con esos vuelos toreó precisamente el de Velilla, sin un toque brusco, haciéndolo todo con suma despaciosidad. Acarició cada embestida, lo toreó con las yemas en dos series que hicieron rugir a la Maestranza. Toreo de cintura y muñecas para abandonarse en una faena que remató con una estocada algo trasera. Julián había puesto muy cara la tarde. Se pidió el doble trofeo, el palco no fue un impedimento, paseando Julián las dos orejas.

La gente esperaba la salida del cuarto de la tarde para ver si se consumaba su séptima Puerta del Príncipe. Este cuarto fue un toro algo más montado al fue haciendo poco a poco Julián. Un toro al que Barroso le recetó dos varas que le valieron salir ovacionado. El madrileño conoce a la perfección esta casa ganadera, de ahí que no le preocupase en exceso esos defectos que se veían en el animal. Comenzó sin probaturas con la muleta en la zurda. Se echó rodilla en tierra para esculpir un natural excelso. El toro la tomó con una largura y una humillación bárbara. Siguió con la muleta en la zurda para dejar dos series en el que llevó cosida la embestida del toro a su muleta. Toreó otra vez con los vuelos, sin toques, todo lo hizo como pedía el toro. Volvió a la derecha para dejar una serie profunda y de mano baja. Un toro al que había que llegarle mucho. Se llevó el toro siempre tras la cadera, siempre en semicírculo y no en línea. La Maestranza estaba muy metida en su labor, sabía que a poco que la espada entrase íbamos a tener Puerta del Príncipe. El toro ya estaba muy venido a menos y no ayudó nada en la suerte suprema. Le tapó la salida en un primer intento que acabó en pinchazo. A la segunda dejó una estocada algo traserita que puso en sus manos la oreja.

Madrid, once de mayo de 2022

Juli

Tras mimar y hacer que rompiera en la muleta la nobleza bobalicona de su primero de Torrestrella en una tarde en la que Morante cinceló una obra magna a un cinqueño de Garcigrande, Julián pisaba por primera vez el ruedo venteño para lidiar una corrida con el hierro cordobés de La Quinta. Pero esta vez la espada no quiso entrar, cambiando un triunfo de clamor y Puerta Grande por una oreja y una vuelta al ruedo, eso sí, entre el clamor de una plaza de toros llena hasta la bandera. Así te lo contábamos en el toro a toro.

La clase se le salía a borbotones al segundo, con el que no dudó El Juli para desmayar el trazo en un puñado de verónicas mecidas, a cada cual más lenta que le anterior, rematadas con dos medias que fueron esculpidas al ralentí. Cumplió el toro en el caballo y volvió Julián a dibujar la verónica y otra media de cartel. Pablo Aguado se sumó al quite, pero no terminó de acoplarse al ritmo del toro. Se dobló pronto el madrileño con el toro en el tercio por el pitón derecho, semigenuflexo, para obligar un poco al toro, pues le faltaba un puntito de humillación, para luego, con vertical figura, pasarlo con temple y aroma. El ritmo mexicano del toro permitió a El Juli volar las telas al natural con suavidad, sin forzar nunca la postura y vaciando la embestida detrás de la cadera. Gran dimensión de toro y torero ante la frialdad de un público que no terminó nunca de romperse con lo que sucedía en la arena. Sólo al final, con una rotunda serie de derechazos, roncos de hondos y profundos, rematados con un brutal cambio de mano y el desgarrado pase de pecho, lento, lentísimo, la plaza bramó. El espadazo firmó una obra magistral premiada con una oreja.

Una demostración de autoridad y capacidad fue la lidia del remiso quinto, un toro que se guardó todo el poder y que midió con guasa cada embestida desde su salida, pero la que Julián le tenía recetada una muleta poderosísima, que uno a uno fue obligando, como hipnotizando a un toro que se quiso colar, se venció y buscó la humanidad de Julián, pero que no contaba con brutal soberanía de El Juli sobre la arena, quien terminó adueñándose de la voluntad del toro en unos naturales extraordinarios, tan soberbios en su autoridad, como bellos en su templada lentitud, rotos, que hicieron crugir los cimientos de Las Ventas con todos los sentidos entregados a la evidencia. Hubo dos naturales eternos, enganchados tan lejos como pudo y conducidos hasta el final al relenti, deletreados en su grandeza. Faena magistral de El Juli, que sólo la espada dejó sin trofeo, pero que los tendidos supieron valorar unánimemente con una de esas vueltas al ruedo que tienen más peso que muchos de los trofeos que aquí se han paseado.

Madrid, veinte de mayo de 2022

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Y la espada volvió a llevarse ese triunfo que tanto buscaba Julián en su plaza. Fue ante el segundo de su lote con el hierro de Domingo Hernández en una tarde en la que nuevamente Tomás Rufo tocó el cielo con las manos. La maldición del acero volvía a visitar a El Juli tras una suprema obra de inteligencia al cuarto. Así te lo contábamos en el toro a toro.

De cartel fueron las tres verónicas y la media que le sopló Juli al ‘Hospiciano’ cuarto, de 618 kilos, en el mismo centro del anillo. Luego derribó al caballo en la primera vara. Fue construyendo Juli una obra basada en la mano derecha en la que la sabiduría e inteligencia fueron pieza clave para llegar arriba. Ligó y compuso con limpieza y proposición firme Julián para componer una obra de calado. Menos repetición tenía por la zurda el animal, pero volvió a la derecha y puso de nuevo de su parte a la caldera de Madrid. Vibrante la última serie por el izquierdo… pero la maldición del acero volvió a visitar a Juli tras una suprema obra de inteligencia. Pinchó en el primer encuentro y lo enterró a la segunda. Animal bravo que tardó en caer. Dio una vuelta al ruedo tras sonar dos avisos.

Madrid, uno de junio de 2022

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Pero quedaba otra tarde más, esa en la que poder volver a poner el broche de oro a un San Isidrode alto voltaje. Pero como ocurriera en Sevilla Morante se volvió a llevar los focos tras una faena magna a un interesante animal de Alcurrucén, pero al igual que el madrileño, el sevillano pinchó su obra y no pudo salir en volandas. El Juli volvía a sellar otra faena magistral en Madrid, esta vez al exigente segundo de Alcurrucén… pero volvía a pincharla. Así te lo contábamos en el toro a toro.

“Pianista”, berrendo en negro, nacido en septiembre de 2017 era el segundo de la tarde, primero del lote de El Juli, que quiso humillarle a algunas verónicas de Juli, lo que presagió buenos augurios de cara a la faena. Quitó tras las puyas Ginés Marín por limpias chicuelinas y una garbosa media. Tras el brindis al Rey Felipe, le pudo Julián al animal en un sometedor inicio de faena, y en la primera de las series puso orden y firmeza Julián a las teclas del de Alcurrucén. Faena de poder de Juli al exigente animal, llegando muy arriba por la mano baja, la exposición, la forma de cruzarse y de trazar ante el motor del astado de los hermanos Lozano. Animal muy interesante por su casta, por el motor de su embestida y por sus virtudes al que pudo López. Pero la maldición de la espada de nuevo vino a visitarle, y lo pinchó en el primer encuentro. A la segunda, ya sí que consiguió enterrar el acero, pero eso esfumó la posibilidad de triunfo.

—CONTINUARÁ—