INVIERNO TAURINO

El encantador de serpientes


miércoles 30 noviembre, 2022

Quizá el toreo está falto de encantadores de serpientes con la gracia de Simón Casas para poder seguir sobreviviendo como espectáculo diferente.

Simón Casas
Simón Casas. © Luis Sánchez Olmedo

Tiene fama -por su verbo- de encantador de serpientes. Pero es más la lana que ha cardado en la Fiesta el Simón Casas torero primero, aficionado después, productor luego y, por último, apoderado, que la fama que predican de él quienes tratan de dilapidar su carrera. Porque su vida entregada a este rito en sus distintas facetas da fe de más de una biografía rendida a esta religión.

Ahora que Juan Ortega abandona su barco es buen momento para volver a recordar su faceta ‘resucitadora’ de toreros. Y en este caso, tras Linares -dos de las orejas en plaza de segunda mejor rentabilizadas del toreo- no dudó Casas en él teniendo fe en un torero diferente –manque no creyese la mayoría-. Manque -también- ahora lo deje y solamente lo diga en un medio y ni un triste comunicado por parte del entorno del diestro atestigüe la ruptura.

«Soy apoderado y empresario, y a veces como bien decís hay conflicto de intereses. Cuando apodero toreros, los suelo coger en un momento difícil para ellos. Esta sí que es la misión del empresario, la de promover talento. Luego hay que tener la prudencia de no programar nunca o que no interesa al público. Al último que he cogido es a Téllez, que emocionó en San Isidro, y lo he cogido porque necesita ayuda. Tiene cualidades para llegar arriba, y como solamente cojo toreros que tienen sitio en la cartelería de Madrid, nunca tengo esos conflictos de intereses», defendía el propio Simón el pasado domingo en el programa El Toril.

Y reconocía después -aquel que ha empeñado su negocio y su vida por este rito- que solamente tiene por patrimonio un piso en la capital. No hay muchas personas en el mundo que hayan alcanzado su principal sueño y para el francés ser parte de la empresa de Madrid fue ver colmadas todas sus expectativas. Él, de hecho, es el primer empresario de Las Ventas en muchos años que pisó la arena vestido de luces antes de gestionar sus designios.

No le faltan al galo las ideas, incluso con tintes de revolución, y eso ha sido siempre piedra filosofal de su dogma. Aunque la fama lo lauree como encantador de serpientes. Pero también es verdad que en algunas ocasiones haya ido demasiado lejos en los planteamientos -especialmente en Madrid, en casos como el bombo- para cumplir los deseos de los puristas más recalcitrantes. Pero siempre ha sido distinto.

Quizá el toreo está falto de encantadores de serpientes con la gracia de Simón para poder seguir sobreviviendo como espectáculo diferente. Larga vida a este carisma que Casas lleva a ley.