El pasado miércoles se ponía punto y final a las tertulias invernales organizadas por la Asociación El Toro de Madrid. En esta ocasión tuvieron como invitado a Julián López ‘El Juli’ torero que en este 2023 cumplirá sus bodas de plata como matador de toros, un hito que celebrará por todo lo alto en la Feria de La Vendimia de Nimes el próximo mes de septiembre.
Tras realizar una sobresaliente campaña, el diestro de Velilla acudía para repasar su temporada y hablar de distintos temas relacionados con su carrera como torero. Un acto que se desarrolló con total normalidad ante un salón repleto de aficionados ubicado en el conocido restaurante Puerta Grande de la capital madrileña. Allí durante más de dos horas los aficionados pudieron realizarle cualquier tipo de pregunta a un torero que ya forma parte de la historia viva del toreo.
Uno de los puntos que se tocó en esta tertulia fue el de aquella tarde del pasado miércoles 11 mayo con los toros santacolomeños de La Quinta, tras una faena memorable, Julián quedaba roto, derrumbado y vacío tras pinchar una de las faenas más importantes de su dilatada y brillante trayectoria. Acababa de firmar un trocito de la historia de Las Ventas con un toro de La Quinta, pero la espada no entró y el triunfo quedó en una aclamada vuelta al ruedo.
Ese fue uno de los puntos más álgidos de una tertulia en la cual el de Velilla de abrió el corazón y contó a los allí presentes los momentos vividos aquella tarde de mayo en Las Ventas: «Fue algo muy especial. Cuando estaba montando la espada se me vinieron muchas cosas a la cabeza. Tengo muchos sueños en Madrid, muchas ilusiones. Cada toro que yo me hago de salón en mi vida yo me lo hago para torearlo en Madrid. Yo siempre me lo hago para Madrid. Si compro toros para puerta cerrada, siempre son para Madrid. Y te encuentras con una situación idílica, en la que se entrega Madrid, en la que encuentras el torero que defiendes y lo tienes todo en la punta de la espada… y fallar después de todo lo que había pasado, me hundí«.
El madrileño prosiguió diseccionando aquellos duros momentos, pese a ser máxima figura del toreo y tenerlo todo, el fallar a espadas una faena como aquella dejan huella: «Me dio muchísima vergüenza, porque me cuesta expresar sentimientos en público, sobre todo de debilidad. No era capaz de controlar mis emociones, y con el paso del tiempo, sigues con la pena de que me hubiera encantado rematar el toro, pero me pareció una parte espiritual y bonita y la tendré en mi vida para siempre. Ha sido así y no la puedo cambiar».
Sin duda un golpe en la línea de flotación de un torero que nada más pasar ese mal trago ya tenía en mente la corrida de Garcigrande, esa que días más tarde debía matar en la confirmación de Tomás Rufo, uno de las revelaciones de la temporada. Este 2023 ha sido el año más rotundo de Julián en Madrid con tres tardes donde rozó la Puerta Grande, pero la espada, esa que tantas veces entró a la primera le jugaba una mala pasada en la primavera venteña.