Hablar de Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’ es hacerlo de una máxima figura del toreo, un espada que durante la época de los 80-90 mantuvo dicho estatus con temporadas en las que no faltó a las ferias de mayor exigencia y con ganaderías de todo tipo de encastes. El de Espartinas superó durante varios años el centenar de corridas de toros, algo que hoy en día únicamente ha conseguido Morante de la Puebla.
Tras retirarse en varias ocasiones, Juan Antonio se cortó la coleta el Domingo de Resurrección del 2015 en La Real Maestranza de Caballería de Sevilla, en una tarde muy especial para él al tratarse del día de la alternativa de Borja Jiménez, torero al que le une un vínculo especial. Una tarde que también compartió con el alicantino José María Manzanares ante toros de Juan Pedro Domecq. Ese estatus de figura le permitió adquirir una de las fincas más cotizadas del campo bravo español, la actual ‘Majavieja’.
De ‘Matute’ a ‘Majavieja’, el comienzo de un sueño ganadero
Pero a Espartaco le liga una historia muy especial con otro matador de toros sevillano, el cual en esa época no levantaba dos palmos del suelo. Juan Antonio adquirió la finca ‘Matute’ al abuelo de Pablo Aguado, así como el ganado bravo que había en ella, el cual vendió a Augusto Centeno Guerra. Un tiempo después de ser adquiridas se la vendió a José Ortega Cano, el cual le puso por nombre ‘Yerbabuena’, finca donde el de Cartagena comenzó su andadura como ganadero junto a su mujer Rocío Jurado.
Una vez en ‘Majavieja’ le dio forma a un proyecto ganadero que hoy en día cuida con mimo. Un tesoro genético compuesto por animales de sangre Núñez-Torrestrella-Guateles, tres ramas con personalidad propia y que en manos de Juan Antonio han adquirido una categoría importante. Su concepto como ganadero se diferencia de aquel que tenía cuando pisaba la arena, sabe aquello que puede aportarle al toreo gracias a las virtudes de un encaste que ha quedado relegado a un segundo plano de forma injusta por las modas reinantes en el toreo.
El campo ha ganado en belleza, las lluvias caídas días atrás le han cambiado la cara a una finca que ha sufrido como muchas otras los rigores de la sequía. Hoy hablamos con un hombre feliz, un ganadero que se siente torero, un torero con una sonrisa perenne en la cara, esa que nunca perdió ni en los peores momentos. Juan Antonio es feliz en el campo, allí se siente cómodo, las palizadas de madera separan a los animales que andan cerca del caserío, ese donde se encuentra la historia viva de un torero especial por muchos motivos.
El tesoro del encaste Núñez-Torrestrella y el complemento Guateles como gran bastión de un hierro en clara progresión
Una ganadería muy particular con unas señas de identidad bien definidas. Varias sangres que se mezclan entre si y que dan un tipo de toro distinto al resto: «La ganadería tiene procedencia de Núñez, y tras ello una parte de Torrestrella. Después crucé Torrestrella con Juan Pedro vía Guateles, excepto una parte de la ganadería. No tengo machos aún, he lidiado uno o dos; tengo 28 vacas de Miranda y Moreno. Ahora sí tengo erales de esa linea que quiero ver en casa».
Una ganadería que lidia gran parte de la camada en el campo, saliendo de ahí una serie de sementales que han consolidado la ganadería: «Tengo 20 sementales. De novillos indultados del año pasado tengo 10 y en eso estamos. A ver si poco a poco, porque con la ganadería hay que ser muy prudente y muy humilde, damos ese salto que ponga la ganadería en el punto que quiero».
La temporada pasada ha estado por encima de las expectativas marcadas, se ha lidiado mucho, de ahí que en ‘Majavieja’ no haya un número alto de animales para satisfacer la demanda de los empresarios: «No tengo ni un toro para el año que viene, hay cinco novillos y 30 erales y no sé si dejaré alguna novillada para sin caballos, pero ahora mismo no estoy por lidiar en grandes plazas, la ganadería la tengo un poco para disfrutar y en eso estoy. El año pasado lidié una corrida de toros buena, lidié otra novillada en Istres, en Sevilla… porque tenía bastantes novillos».
Una temporada interesante donde le dieron la vuelta al ruedo a un toro de la casa en Navalcarnero: «Así es, en total, he lidiado dos corridas de toros -un toro en Calasparra y una entera en Navalcarnero, una novillada con caballos en Istres, otra sin caballos Sevilla, alguna en Canal Sur… creo que dentro de lo que cabe fue un año bonito con triunfos importantes. Date cuenta que toreo prácticamente toda la camada en el campo, por eso la camada a disposición de las empresas es más corta».
La dureza de la pandemia en la casa de Espartaco
La pandemia, como a todos los ganaderos ha sido un golpe muy duro, el cual ha llevado a varios ganaderos replantarse, quitarse y quedarse únicamente con manso. Cuando uno se deshace del ganado es muy complicado que vuelva a subirse al barco: «Han sido años muy duros. Yo lidiaba novilladas, por eso las corridas que he lidiado estos años han sido novilladas suspendidas, si no, hubiese lidiado todos los novillos. La pandemia se ha llevado por delante a compañeros, ser ganadero hoy en día es una cuestión de fe».
«Hemos tenido la suerte de lidiar alguna corrida de toros cinqueña, mi objetivo siempre es lidiar novilladas pero por las circunstancias de lidiar corridas de toros. Ahora, ya que tengo la posibilidad de empezar de nuevo, sigo con los erales y alguna que otra novillada, es el lugar donde siento que más puedo contribuir a la fiesta», nos comentaba Juan Antonio.
Lo que tiene para lidiar en 2023
Un 2023 para el que Espartaco no tiene prácticamente animales para ir a las grandes plazas: «Tengo una novillada, o un festival, de utreros, y 30 erales, de los cuales supongo que lidiaré dos o tres novilladas. Y si sale una de mucha garantía, la dejaré para con caballos. Pero eso si lo veo con posibilidades, todo muy escogido. No quiero salirme de eso. Con la ganadería sufro bastante, lo paso mal y con las novilladas me divierto mucho más, tengo menos responsabilidad y disfruto mucho. Cuesta muchísimo mantener todo esto y si encima lo pasas mal…»
El futuro viene ligado a su hijo menor y sus dos hijas, tres amantes del toro bravo y de la fiesta, pero es Juan Antonio el que más afición tiene, sin ir más lejos ya se ha puesto delante de animales en más de una ocasión. La ganadería pasa por un momento muy bueno, quien sabe si de aquí a unos años se dará un paso más: «No sé si mi hijo querrá lidiar; se lo quiero dejar todo preparado por si quiere pegar el salto, pero a mí me preocupa mucho darlo. Le doy una tremenda importancia a los ganaderos. Eso es muy difícil. Espero el día de mañana si mi hijo pega el salto, que sea siempre siendo consciente de la gran dificultad que tiene ser ganadero».
Espartaco da el nombre de Borja Jiménez para 2023: «Merece la oportunidad que se ganó de novillero»
«Están embistiendo muchos toros, con una capacidad tremenda. Soy un gran admirador de todos los toreros, ya sean figuras, emergentes…, veo un abanico de toreros jóvenes con una gran capacidad a los que habría que dar oportunidades. Me veo reflejado en ellos», señala Espartaco sobre la temporada recién finalizada.
Uno de esos espadas es sin duda Borja Jiménez, diestro que conoce Espartaco desde sus inicios: «Es un torero extraordinario, que merece la oportunidad que se ganó en el ruedo. Yo he tenido la oportunidad de estar junto a él y compartir buenos momentos, de ayudarlo y creo que es un torero diferente y con un corte artístico que merece la pena que la afición vea en la plaza. En 2023 esperemos que tenga las oportunidades que merece, porque así se lo ganó de novillero; ojalá sea su año».