VALENCIA

Los carteles de Fallas y la intervención de la Diputación: ¿Cómo influye en la confección de las ferias?


miércoles 28 diciembre, 2022

El pliego de condiciones administrativas, por el que Nautalia paga un dineral, exige la inclusión de algunos toreros

Paseíllo En Valencia
Paseíllo en la plaza de toros de Valencia. © P. V.

Los carteles que la empresa Espacios Nautalia 360 ha confeccionado para la Feria de Fallas 2023 ya obran en poder de la Diputación de Valencia, propietaria del coso de la calle de Xátiva y beneficiaria del sustancioso canon que la adjudicataria abona cada año. La entidad regional, que debe otorgar su beneplácito a las combinaciones propuestas por Nautalia, impone también sus condiciones a la hora de contratar toreros, como se expone en el pliego administrativo que tuvo que cumplir la empresa para hacerse con la gestión del coso.

Entre ellas se encuentra una claúsula que la empresa debe cumplir y que la obliga a reservar seis puestos para toreros de la Comunidad Valenciana. Eso sí, la gestora puede colocar a los toreros valencianos como considere oportuno, utilizando las dos ferias mayores que se celebran en la capital del Turia -Fallas y Julio- incluso las festividades patronales en las que se celebran festejos taurinos.

Sin embargo, son puestos los que exige el pliego, y no toreros, por eso las dos tardes en las que está contratado José María Manzanares en la Feria de Fallas computan como dos puestos, al que hay que sumar otro más: el que supone la presencia una tarde de Román en el ciclo de marzo.

De esta forma, Espacios Nautalia 360 habrá cubierto la mitad del cupo reservado para toreros de la Comunidad Valenciana, y serán tres puestos más los que deba cubrir en la Feria de Julio, por ejemplo. Eso sí, los carteles podrían reflejar una nueva doble presencia de Manzanares y una tarde más para Romás, y habría cumplido con el pliego de condiciones que impone la Diputación en sus claúsulas administrativas.

A este respecto, tampoco se computan los novilleros, que pueden tener sus propias condiciones de contratación, distintas a las de los matadores, dada la existencia de la Escuela Taurina de Valencia y las responsabilidades que la empresa adjudicataria adquiere con ella al firmar el contrato de explotación.