Muchas de las personas que dan la espalda al mundo del toro no saben del bienestar de estos animales ni de la ecología que supone su forma de vida. Se limitan a pensar en la muerte en la plaza, cuando su vida va mucho más allá. Ya explicamos hace un tiempo que la lidia de un toro ayuda y salvaguarda a varios animales de su ganadería; evidentemente la finalidad de un toro bravo es la muerte en la plaza, pero su gloria se puede llegar a alcanzar con el indulto.
¿Cómo se elige a un toro bravo que sirve como semental?
El toro no sólo puede ganarse la vida en una plaza de toros, sino que hay ganaderos que los torean en su casa, o incluso alguno como el onubense Fernando Cuadri que los echan a las vacas sin ni siquiera tentarlo -él es de la opinión que un semental es bueno o importante por la descendencia que da, no por lo que hizo en la plaza, de ahí que primero se vaya a las notas y luego busque los que están más en tipo de la casa para probarlos como semental-.
Es cierto que cuando se torea un animal se ven sus cualidades, pero Fernando Cuadri es de la opinión de que los toros, al igual que las personas, pueden actuar de una forma u otra según el día. Hay factores que pueden cambiar esa conducta, de ahí que busque otros mecanismos para sacar sementales. En el caso del que hablamos hoy si podemos decir que el animal demostró en la plaza la bravura y la entrega que se busca en la casa. Nos vamos a la ganadería onubense de Domínguez Camacho para conocer una historia muy curiosa.
¿Qué es ‘el toro de repaso’?
Según la ganadería en la que estemos se suelen echar los toros a las vacas en una fecha u otra: se hacen varios lotes y según la importancia de cada toro se le darán más o menos vacas. En esta ganadería, de las 163 vacas madres, se hacen cuatro lotes, los cuales estarán desde diciembre a junio. Pero muchas veces, todas las vacas se quedan cubiertas, ¿qué se debe hacer? Para esto existe ‘el toro de repaso’. Este es el animal encargado de cubrir a esas vacas que que quedaron vacías por el anterior semental.
Normalmente, al ser menor el número de vacas que hay que cubrir, se suele echar un toro de prueba, es decir, que un semental es la primera vez que va a las vacas, o uno que todavía no se le vieron los productos. En este caso de las 163 vacas de las que dispone cubrirá no más de 20. ¿Cómo sabe el toro que vaca está vacía y cual no? Por el olor que desprenden las hembras. En esta ocasión el semental tiene durante un mes un harén de vacas a su servicio para perpetuar su sangre en la ganadería. Un cercado de enormes dimensiones, comida, agua y un lote de más de 160 vacas para él solo. Una vida que ya quisieran para ellos otros animales.