EL EXILIO INTERIOR

Izquierda y toros, ¿una relación imposible?


miércoles 23 marzo, 2022

Los taurinos, así nombrados por extensión, se han echado en manos de una de las dos Españas machadianas, mientras la otra los mira desde una atalaya de insufrible autoridad moral. Por eso, urge reaccionar.

Congreso
Congreso de los Diputados.

Para el lunes próximo el Instituto Juan Belmonte (lugar de encuentro y debate con la tauromaquia en el centro) auspiciado por la FTL, anuncia un nuevo debate bajo el título “Los toros desde la izquierda”, moderado por Chapu Apaolaza (portavoz de la FTL) y con la ex Ministra de Cultura y diputada socialista Carmen Calvo, el Secretario Gral. del PSE Eneko Andueza y el Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla Víctor J. Vázquez. Magnífico cartel, sin duda.

Hoy mismo, miércoles, Juan Diego Madueño informa en El Mundo de la publicación en el BOE del Real Decreto Ley 5/2022 en virtud del cual los profesionales taurinos quedan excluidos -por omisión- del régimen especial de artistas en le que figuraban hasta ahora, lo que, en palabras de representantes de la Unión de Banderilleros les deja «en un limbo jurídico», reproduciéndose el atropello perpetrado desde el Ministerio de Trabajo y el SEPE en el cese de actividad por la pandemia.

Una cosa y la otra vuelven a poner sobre el tapete que la relación de la tauromaquia con la (nueva) política y, en esta, la llamada izquierda, vive un peligroso desencuentro que pone en jaque no ya su futuro más o menos próximo sino un presente amenazado desde varios frentes y por causas diversas.

El libro de Eneko Andueza, prologado por Carmen Calvo y con el mismo título que el acto que anuncia el Instituto Juan Belmonte, es un documentado relato del vínculo histórico de la izquierda con lo taurino y, a la vez, una vindicación del rito amenazado en aras de nuevas corrientes ideológicas y costumbres sociales en las que la propuesta ética, moral y estética del toreo les resulta insoportables por incomprendida.

Y es ahí donde está la batalla. Una batalla en la que los supuestos aliados políticos lo son por mero tacticismo  político y en busca de rentabilidad electoral. Los hechos lo demuestran, más allá de declaraciones y apariciones públicas oportunistas.

Los taurinos, así nombrados por extensión, se han echado en manos de una de las dos Españas machadianas, mientras la otra los mira desde una atalaya de insufrible autoridad moral. Por eso, urge reaccionar.

Hay que dejarse de citas. Curioso, por ejemplo, que herederos ideológicos de quienes fusilaron a Lorca,  mandaron al exilio a Alberti, Bergamín o Picasso y encarcelaron para dejarle morir a Miguel Hernández, los utilicen hasta la nausea para “defender” el toreo.

Se trata de salir del ghetto, despojarse de rémoras y grandilocuencias, himnos y patrioterismos. Vencer resistencias, desarticular malentendidos, desmontar mentiras. Tener presencia en la sociedad.

A los profesionales se les agravia y discrimina y los aficionados sufren el anatema de un entorno que los mira entre la indiferencia y la beligerancia.

Se echa en falta el compromiso- salvo las excepciones de rigor que todos (re)conocemos- de aquellos con peso social e intelectual que, reconociéndose aficionados en la vergonzante intimidad, guardan la ropa de su estatus, no vaya a ser que…

La izquierda no puede ni debe enrocarse en su discurso antitaurino ni mucho menos en sus decisiones políticas y administrativas que buscan la desaparición de la tauromaquia. Va en contra de su esencia y de su historia.