Este domingo en Las Ventas se vivió una de las imágenes más especiales de lo que llevamos de feria. Les ponemos en situación: en el tercero de la tarde, tras sufrir Ginés Marín una cornada por un astado de El Parralejo, el torero de raíces jerezanas pero afincado en Olivenza decidió no abandonar el ruedo y seguir toreando. La gravedad del percance la intuíamos todos por el tiempo que quedó colgado de tan astifino pitón, pero Ginés Marín no se planteó abandonar el ruedo. Es más, siguió con la muleta en la mano como si nada hubiera pasado.
Una vez finiquitado el astado y con la pierna derecha manando sangre, se fue por su propio pie a la enfermería entre la ovación de una plaza que era consciente del paso adelante del torero. Ginés estaba dignificando su profesión. Con paso sereno y la conciencia tranquila se iba adentrando por ese largo callejón venteño. Justo antes de encarar la puerta de la enfermería, se vivió ese momento del que hablábamos antes: el joven espada recibía el beso de su padre. La expresión del progenitor delataba más angustia y más dolor que la de su valiente hijo. Ginés, con la cara desencajada y el rostro impávido, caminaba hacia una enfermería de la que sabía que no saldría en el resto de la tarde.
En esa imagen se podría resumir la tarde de Ginés, el beso de su padre era un claro y evidente gesto de orgullo hacia un hijo que había honrado su profesión. Con un simple gesto bastó para insuflar esa fuerza que necesitaba su hijo tras su percance en el ruedo venteño. Guillermo era consciente del momento que andaba pasando su hijo, de ahí ese gesto que a buen seguro supo valorar un torero que esta vez había cambiado la miel por la hiel.
Según recaba el parte médico del equipo médico de la plaza de toros de Las Ventas había sufrido una «herida por asta de toro en 1/3 medio de muslo derecho, con orificio de entrada por cara anterior y con dos trayectorias: una ascedente de 25 cm. que alcanza anillo inguinal y contusiona arteria fernoral, y otra transversal de 20 cm. que lesiona el recto anterior y presenta orificio de salida en cara lateral del muslo. Es intervenido quirúrgicamente bajo anestesia general y trasladado al Hospital La Fraternidad Muprespa Habana Pronóstico: GRAVE«.
Como nos contaba nuestro compañero Javier Fernández-Caballero, en el día de ayer Ginés se había sobrepuesto a un duro percance de una forma notable. «Con el muslo abierto, se puso en los medios con la mano izquierda de nuevo, sin cambiar el gesto, pero con evidencias de dolor en su rostro. Heroico Ginés». Una tarde que suponía su vuelta a la primera plaza del mundo tras su gran triunfo del pasado 12 de octubre. Su compromiso con la primera plaza del mundo, y por ende, con la tauromaquia era total, no había fisuras.
Fotografía: Alfredo Arévalo
