Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y Daniel Luque trenzaban el paseíllo en el Real Sitio de Aranjuez este 29 de mayo en el cartel de San Fernando. Se lidiaba un encierro santacolomeño de La Quinta.
Pitos para Morante con el primero de La Quinta, con el que abrevia
El primero fue un berrendo justo de presentación al que Morante paró en el tercio sin hacer siquiera el amago de estirarse a la verónica. Tras recibir un puyazo medido, fue banderilleado con acierto por la cuadrilla. Ya con la muleta montada, probó el de La Puebla al de Santa Coloma, que se quedaba corto e incluso hizo amago de cruzarse. Morante macheteó y se fue a por la espada sin más demora. Enterró la espada a la primera tras un pinchazo.
Talavante emborrona con la espada su torera faena al enclasado segundo
A la verónica se estiró Talavante con el segundo, en un saludo en el que el pacense toreó a placer con el mentón hundido en el pecho para rematar con una media que tuvo mucha torería. Tras el puyazo, le sopló un quite por gaoneras ajustadísimas. Brindó a Pedro Trapote padre para después ponerse a torear sin probaturas ante la excelente condición de «Berrugoso», de La Quinta, que metía la cara con clase y por abajo, saliéndose de las telas para después volver al muletazo permitiendo la ligazón, aunque algo justito de fuerzas. Lo citaba suave Talavante para llevarlo ligado sobre todo por el derecho, pitón por el que la faena alcanzó sus cotas más altas de lucimiento. Destacaron los pases del desprecio, algún cambio de mano torerísimo y los pases de pecho a la hombrera contraria, aunque quizá faltó mayor rotundidad. Abrochó por manoletinas y el mal uso de los aceros le impidió cortar los trofeos.
Luque pincha su faena al tercero
Luque recibió al tercero corriéndolo hacia detrás en el tercio. En los capotes mostró su condición de querer rajarse y su embestida a media altura. En la muleta, Luque intentó taparle las salidas dándole trapo y toreando con la figura muy vertical, aunque la embestida a media altura y con poca transmisión del animal no ayudaba a calar arriba. Le cambió los terrenos el de Gerena para intentar sostenerlo un par de tandas más y se tuvo que ir a por la espada. Enterró el acero a la segunda con mérito tras un pinchazo.
Morante, cogido al entrar al matar a un cuarto al que le cuaja una obra cumbre
Un auténtico lío le formó Morante al cuarto con el capote. Lo recibió con gusto y torería, cuajando un ramillete de verónicas por el pitón derecho que volvieron a poner a la parroquia a su favor. Lo llevó al caballo galleando por chicuelinas y lo dejó largo en los dos puyazos que tomó de Aurelio Cruz Ríos. A la salida del peto, lo toreó por delantales, poniendo al público en pie. Genuflexo, por bajo y abriéndole los caminos, inició el trasteo el de La Puebla al cuarto, un animal obediente y noble, y que pasaba aunque salía con la cara a media altura. Lo toreó siempre en el sitio, provocando el cite para llevarlo después con una suavidad suprema por el derecho en una completísima labor que rezumó torería por los cuatro costados y que adornó con muletazos por bajo y molinetes garbosos, marca de la casa de Morante. La última serie a pies juntos y con el animal ya rajado fue para paladares finos. Tras pincharlo en la primera entrada, fue cogido de manera muy fea, quedando en el suelo a merced del animal. Volvió a la cara con arrestos y acabó con el animal tras escuchar dos avisos.
Talavante desoreja a un quinto que mereció la vuelta al ruedo
Anovillado fue el cárdeno quinto, de nombre «Vendaval» y que a la postre acabaría convirtiéndose en un vendaval de embestidas al ralentí, en el más puro estilo Santa Coloma. Lo cuajó Talavante por momentos, sobre todo en los naturales de final de una faena que se fue de tiempos ante un animal que perseguía los vuelos y repetía con una clase extraordinaria. De nuevo, faltó la rotundidad que exigía un animal de tan excelsa condición en una faena de menos a más del diestro pacense, que lo toreó con ambos pitones sintiéndose a gusto con el animal. La estocada cayó arriba.
Luque desoreja al sexto, al que cuaja a placer al natural
Salió Daniel Luque en modo figura con el sexto, de nombre Caraancha, y que tuvo las grandes virtudes de la repetición y humillación. A la perfección lo entendió el sevillano, que lo cuajó de principio que fin dejando muletazos muy caros al natural y siempre con la figura muy vertical. La tanda de cierre a pies juntos por el izquierdo fue la rúbrica perfecta a una obra a la que se rindió el Real Sitio. La estocada no fue suficiente y tuvo que utilizar el verduguillo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Aranjuez, Madrid. Corrida de San Fernando. Casi lleno.
Toros de La Quinta, sin entrega y de corto recorrido el berrendo primero; de una gran clase, acudió a los engaños con humillación y recorrido, aunque le faltaron fuerzas; a media altura embistió el rajado tercero; noble y obediente, aunque le faltó humillación al cuarto; repetidor, noble enclasado, y con una gran fijeza un quinto que mereció el premio de la vuelta al ruedo; repetidor y humillador el gran sexto.
Morante de la Puebla, pitos y ovación con saludos tras dos avisos.
Alejandro Talavante, silencio tras aviso y dos orejas.
Daniel Luque, silencio y dos orejas.
INCIDENCIAS: Se guardó un minuto de silencio por Pedro Trapote al finalizar el paseíllo.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS
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