Cuando aquel mes de agosto de 2010 echaba a andar aquel bolsín que se inventó desde cero Javier Vicente y en cuyo desarrollo se involucró hasta el cuello el Ayuntamiento de El Cubo de Don Sancho, nadie esperaba que hoy, doce años y once ediciones más tarde, se habría convertido en el decano y en la referencia de todos cuantos se celebran aún en el territorio nacional. Quizá fue por su perfil amable y limpio, en el que jugaba una función fundamental la ganadería de El Rollanejo, propiedad del Consistorio salmantino, único en el mundo con una vacada de bravo a su nombre. Seguro el dato tuvo bastante que ver en el éxito y la consolidación del certamen.
Pero también hubo unas bases marcadas desde el principio que defendían el carácter desinteresado y amateur del evento, que nació sin inscripción económica para los participantes en una época en que casi todos los bolsines de las mismas características cobraban la bravura de las reses. Y así continúa hoy; participar es gratis, con el mismo carácter aficionado que llevó a Javier Vicente -organizador desde el principio- a devolver la ilusión a los aficionados de torear sobre las manos, ya que en las fiestas populares se está imponiendo más el toreo sobre los pies. Ni siquiera Marcos, el hoy matador de toros, que ganó la segunda edición del certámen cuando estaba estudiando y no contemplaba la posibilidad de hacerse profesional. Tal vez el gusanillo con las rabosas rollanejas terminase de decantar su afición hacia el asalto de la profesionalidad.
Antes que él se proclamó ganador el zamorano Manuel Alejandre, hoy mozo de espadas de Domingo López Chaves. Él fue quien se llevó el primer trofeo, hace ya más de una década, durante la cual el bolsín sólo ha dejado de celebrarse en 2020 por la pandemia. Y siempre con las mismas normas: el participante debe vestir obligatoriamente de corto, no presentarse de cualquier manera. Además, el ganador queda inscrito automáticamente para la siguiente edición, con un máximo de dos años. Además, todos los participantes deben competir en quites, dado que hay un premio al mejor ejecutado.
Estos once años de fiesta popular ya consolidada han sido -y son- posibles gracias a la implicación desinteresada del Ayuntamiento de El Cubo de Don Sancho, que tampoco cobra entrada a un evento que pretende ser una fiesta campera para fomentar la afición al toreo. Por eso hay también un buen número de marcas comerciales que se han ido apuntando a la iniciativa, que hoy cuenta con innumerables solicitudes de participación de aficionados de todos los rincones.
Hasta el momento han sido dos las féminas que han tomado parte en alguna de las ediciones celebradas:
Laura Martín, de Vitigudino, y Esther Gorjón, de Lumbrales, aunque para este año también hay una inscrita y anunciada, la cordobesa Toñi Azahara. En esta ocasión competirá con Ángel Bravo, Fuentes de Oñoro; Álvaro Cordón, de Madrid; Primi Hernández, de Salamanca; El Horcajeño, de Horcajo Medianero; y Yoann Meurs, francés de Nimes, que dota al certamen de carácter internacional.
A medida que han ido transcurriendo los años, el bolsín ha ido expandiendo su fama por todos los rincones, hasta el punto de que el pasado año se celebró en la localidad madrileña de Pinto un bolsín inspirado en las características del de El Cubo de Don Sancho, que ya congrega en la finca a un numeroso grupo de aficionados que apopan, con su presencia, la celebración de uno de los más logrados eventos taurinois de cuantos tienen lugar en España.
La cita será mañana, sábado 13 de agosto, cuando harán el paseíllo a las siete de la tarde en la finca de El Rollanejo. Un gran plan para pasar la veraniega tarde de un sábado taurino.