Ser ganadero de bravo es una continua cura de humildad, una lucha constante en depurar la bravura, en buscar ese tipo de animal que uno sueña. Pero ser ganadero de bravo también implica unos costes difícilmente asumibles por el hombre o la mujer de a pie. Se necesitan grandes extensiones de terreno y unas infraestructuras importantes para el manejo del ganado. Pero también hay que sumarles el gasto de personal, luz, agua, gasolina…
De ahí que sobrevivan aquellos que son unos verdaderos románticos, esos que se echan el petate de la fiesta a la espalda para seguir endeudándose en pro de unos animales que para ellos son su vida. Pero el ganadero también está supeditado al clima, a los caprichos de una naturaleza que pone a prueba casi cada año a estos hombres de campo. Sequías, heladas, temporales, incendios…
Pero desde hace tres años los ganaderos tienen que capear el temporal con una pandemia que les cortó de raíz sus ingresos en 2020 y 2021, así como una guerra en Ucrania que ha elevado los precios de una forma alarmante situando la prima de riesgo por encima de los dos dígitos. Sin duda una presión extra para unos ganaderos que están buscándose la vida para seguir adelante. Unos ganaderos que están pidiendo encarecidamente ayudas para capear un temporal que ya ha dejado por el camino a muchos de sus compañeros.
Pero si a esto le unimos los ataques de los lobos a algunas ganaderías ya la cosa se pone insostenible. Debido a la protección por parte del Gobierno de esta especie, muchos ganaderos ven mermada sus camadas con el ataque de estos animales. Este es el caso de la ganadería de Hnos Boyano, una familia ganadera que nos cuenta en exclusiva lo mal que lo están pasando: «Hemos tenido la mala suerte, este año, de que el fuego de la Sierra de la Culebra de Zamora nos pillase en 800 hectáreas, donde principalmente teníamos ganado manso. Y ese ganado lo hemos traído a otra finca que tenemos en Villalpando, en otra finca que tenemos manso. En concreto, ha sido en una vaca mansa que estaba en la finca del fuego. Como nos quemó cercas y todo, y una vaca morucha y la ha matado el lobo».
El lobo atacó a una vaca de 17 años y terminó con ella el pasado lunes
Esta ganadería encastada en sangre Aldeanueva a través de Pedraza de Yeltes, fue formada en 2007. Para esta temporada, tienen preparadas dos novilladas con caballos y seis sin caballos entre los dos hierros, Hermanos Boyano de Paz y otro Hermanos Boyano Gago. «No hemos ido a Madrid, y aunque nos han llamado, no teníamos novillos para ir»nos contaba uno de los hermanos.
Ganadería que se encuentra en Villalpando zona en la que convive con multitud de especies, debido a ello están sufriendo continuos ataques que andan mermando su ganadería. Es esta ocasión también el fuego contribuyó a este desenlace fatal: «Hemos tenido la mala suerte, este año, de que el fuego de la Sierra de la Culebra de Zamora nos pillase en 800 hectáreas, donde principalmente teníamos ganado manso. Y ese ganado lo hemos traído a otra finca que tenemos en Villalpando, en otra finca que tenemos manso. En concreto, ha sido en una vaca mansa que estaba en la finca del fuego. Como nos quemó cercas y todo, y una vaca morucha y la ha matado el lobo».
«Era una vaca mayor, con 17 o 18 años y estaba criando. Estaba gorda, pero con esa edad, no está todo lo fuerte que tiene que estar. Lo que está claro es que no ha sido un lobo, sino una manada. De hecho, las huellas estaban aquí» nos comentaba el ganadero.
«Se pasean entre nosotros»
Pero ya no es el ataque y la merma de animales, es la impunidad con la que se pasean por los cercados, al estar esta especia protegida el ganadero se ve indefenso ante su presencia: «Nosotros estamos viendo el animal a diario. Se pasean entre nosotros y es vergonzoso. Si a esto no le ponen medidas, acabarán echándonos. Este año han caído 38 becerros bravos. Atacan más al becerro bravo, porque el manso defiende mucho más el becerro que el bravo, aunque parezca mentira se deja matar. Sin embargo la brava, algunas dan la cara, pero otras cogen y se van».
«Mal estábamos antes cuando te permitían cazar el lobo y que, cuando dabas una montería, te daban un precinto de lobo, pero ahora es un descontrol total y absoluto. De un año a ahora, he notado la presencia del lobo mucho más. La sensación lamentable de ver a una vaca parida y al día siguiente de no verlo es lamentable. Nuestra mayor preocupación es el lobo». finalizaba en su exposición.