Vivimos momentos en los que la sociedad está totalmente polarizada, una época donde los políticos no ayudan en nada a apagar el fuego, sino todo lo contrario. Momentos en los que vemos trincheras donde unos y otros lanzan sus mensajes directamente a la yugular del de enfrente, enfrentando a la gente de a pie unos contra otros. Son momentos complicados en los que la moderación no está de moda.
Por todo ello, vivir en la paz del campo ayuda a mirar con perspectiva todo el revuelo que se forma en la ciudad, esa jaula de grillos que forman unos y otros sin llegar a acuerdos por una convivencia que cada vez está más en peligro. Uno de esos lugares donde la paz se respira por cada rincón de la finca es en la finca Jandilla, un lugar donde María Domecq sigue apostando por la sangre Salvador Domecq, esa que su padre y antes su abuelo cuidaron con mimo.
Una mujer que siempre se ha sentido orgullosa de ser quien es, de luchar a capa y espada por la igualdad entre sexos en un mundo como es el del toro. Hija y nieta de ganaderos, ha vivido el toro bravo y el campo desde que le salieron los dientes. Exigente con sus animales, amante del toro bajo y armónico y muy partidaria de la meritocracia en el toreo. Son momentos complicados para los ganaderos, pero ella siempre tiene palabras positivas para una fiesta a la que ama y que nunca le quita la sonrisa, ni el cigarro de la boca.
María Domecq, junto a su marido y sus hijos, lleva el día a día de una ganadería como Toros de Lagunajanda, un hierro que defiende a capa y espada y por el que está dispuesta a pelear con uñas y dientes si hiciera falta. Como dice el refranero español de casta le viene al galgo, algo que todos los que conocen a esta mujer de sonrisa perenne coinciden. Pero María tiene un sueño, una idea que le viene rondando por la cabeza desde hace bastante tiempo.
Pertenecer a una familia tan ilustre con la suya es un orgullo, por eso en una entrevista a nuestro compañero Juan Andrés Viedma, tras la pregunta ¿Qué siente al pensar que su abuelo fue el creador de uno de los mayores encastes, sino el mayor encaste, de la cabaña brava en España? María Contestó lo siguiente: «Siento Orgullo y responsabilidad. Es algo que nos ha marcado a todos los descendientes y aún siguen quedando seis ganaderías en manos de descendientes directos de la familia Domecq Díez además de Lagunajanda, Juan Pedro, Jandilla, Torrestrella, El Torero y Salvador Domecq. ¿No sería bonito una corrida concurso entre las seis ganaderías de la familia para conmemorar ese hito de la creación del encaste?».
Un festejo que tendría todo el sentido del mundo al ser seis de los hierros más importantes de la cabaña brava y de la que se nutren cientos de ganaderías. Ahora toca que algún empresario recoja el guante y se decida a llevarla a cabo. Son seis ganaderías señeras del campo bravo gaditano, aunque bien es cierto que tanto Juan Pedro como Jandilla hace años que pastan fuera de la provincia. Sería un justo homenaje a una dinastía importantísima, la cual hizo posible el toro que vemos hoy en las plazas.
La provincia de Cádiz tiene varias plazas que podrían acoger este festejo, pero sin duda alguna Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, Algeciras o Sanlúcar de Barrameda son las que más importancia tienen en una provincia donde el toro bravo es el Rey. Empresarios y plazas hay para llevar a cabo este bonito reconocimiento, el romanticismo en el toreo es algo que no se puede perder, ojalá alguno de esos empresarios que dan toros en la provincia echen la pata p’lante y lleven a cabo este bonito homenaje.
