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El momento de apuro que el equipo de ‘Toros para Todos’ pasó tras subirse a un árbol a grabar a los animales


viernes 6 enero, 2023

Enrique Romero y su equipo se suben a una de las encinas del corredero con el fin de captar las reacciones de los toros desde las alturas.

Arbol Toros Para Todos
Enrique Romero subido en el árbol. © Toros para Todos

El toro bravo contribuye a conservar alrededor de medio millón de hectáreas en la Península Ibérica. La cría de este animal es todo un ejemplo de sostenibilidad ya que permite el mantenimiento de la dehesa, al ser una raza autóctona que se adapta al medio, y además ayuda a la supervivencia de especies en peligro de extinción como son los las águilas imperiales y el lince ibérico, entre otros. Por lo tanto, apacigua el cambio climático.

En las dehesas suele haber diferentes tipos de árboles que desempeñan otras funciones muy importantes dentro de ésta. Los principales son las encinas, los acebuches, los alcornoques, el roble y el quejigo, que ayudan a complementar la vida del toro en el campo. Estos árboles les aportan alimentos adicionales a la dieta que les corresponde y, adicionalmente, aporta resguardo a los animales ya que tienden a ir debajo de ellos buscando la tranquilidad.

Durante los meses más calurosos los toros buscan la zona donde sestear, holganza a la que tiende el toro bravo por su genética heredada del uro ibérico. Suelen tender a ir debajo de los árboles nombrados previamente, como es la encina en este caso, con la finalidad de sosegar las altas temperaturas.

En estas zonas frescas que les aporta el campo pueden pasar momentos con el grupo en calma, consiguiendo así estar más relajados. El «árbol de los toros» tiene grandes partes lisas en su tronco, señal de que los toros han estado restregándose y, consecuentemente, rascándose cada día. En dicha encina se suben los compañeros de Toros para Todos camuflándose para presenciar cómo varios toros se acercan para refugiarse y pasar un momento a la sombra. Es una vista única desde arriba e incluso se puede llegar a escuchar la respiración de todos los toros que se aproximan.

Uno de ellos se asusta de la sombra reflejada en el suelo de la pierna del presentador y advirtiendo a su grupo de un posible peligro en esa encina, salen todos corriendo y, asimismo, huyendo hacia otra. Posiblemente, no se acerquen en unos días o incluso semanas, hasta que comprueben que allí pueden estar en paz de nuevo.