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A El Juli le preguntan si prepara algún ‘zambombazo’ para celebrar sus 25 años de alternativa: «Llegará»


lunes 9 enero, 2023

El Juli fue protagonista, este domingo 9 de enero, en el programa El Toril, de Onda Madrid.

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El Juli. © Eva Morales

El Juli fue, en la noche de este domingo, protagonista del programa El Toril, dirigido por Javier Fernández-Mardomingo en Onda Madrid. El diestro madrileño hizo un repaso por su trayectoria, por la histórica temporada 2022 de la que fue pilar y de lo que tiene en la cabeza de cara a una campaña 2023 en la que cumplirá un cuarto de siglo de alternativa. A continuación reproducimos la amplia conversación con el torero.

El Juli: «Me siento feliz»

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El Juli en Arles. © Muriel Haaz

PREGUNTA- Ha llegado el consenso unánime en el aficionado respecto a El Juli.

RESPUESTA- Me siento feliz, creo que tengo una trayectoria bonita, y lógicamente estar tantos años en ese ritmo y en ese nivel es muy difícil. Tienes que combatir con muchísimas cosas, con muchas modas, con muchas situaciones… e incluso contigo mismo. Y muchos compañeros que he visto nacer y crecer taurinamente hablando y he rivalizado con ellos. Como cualquier figura, siempre tienes gente que es más afin a tu forma de interpretar las cosas o menos, pero me siento feliz porque veo que he necesitado un tiempo de madurez y he encontrado ese reconocimiento y esa satisfacción de que cuando yo hago el toreo que me gusta, la gente se ha emocionado, ha vibrado y lo ha sentido como yo. Que entiendan tu tauromaquia, para los toreros, es lo más grande.

¿Volvió a estar tan cerca de ese toreo que te gusta en mayo con el toro de La Quinta en Madrid?

Ha sido uno de los momentos de mi vida. Lo que significa toda mi trayectoria en cuanto al poder, a sacarle a los toros el máximo rendimiento, pero a la vez con una expresión artística muy fuerte. Con mucha verdad. Son faenas que definen lo que yo soy como torero y todos los registros. A veces, toreros que podemos estar tachados de mucha capacidad, no se nos valora tanto, porque muchas veces creo que toreamos a toros que no tienen tanta condición para torearlos bien y no esperamos tanto a nuestro toro para poder torearlo como nosotros nos gusta. Y a veces es complicado. Son faenas en las que estás toreando mucho para el toro, pero no te puedes relajar o disfrutar artísticamente. Y más en Madrid. Aunar esas dos tauromaquias, la del poder, la técnica, la entrega y la profundidad, hacen que sea una de mis faenas más felices.

Ese día, toda la plaza de Madrid estaba de acuerdo y no sé si El Juli lo ha visto así.

Sí, en Madrid he tenido momentos que me han llenado mucho. Es la plaza más dura, pero también la plaza que más me ha llenado y me ha motivado. Todo lo que hago en mi vida es pensando en Madrid. He vivido momentos muy emotivos: Cantapájaros, que cambió mi vida de forma radical. Es la plaza que más le debo, y de las plazas que más he disfrutado. Yo nací como aficionado en Madrid y me gusta la forma de entregarse que tiene.

Y ese Licenciado de Alcurrucén que lo cuajó fenomenal, pero la espada no entró.

Yo no he visto tanto Madrid en el aspecto de conquistar o de la Puerta Grande, o de esa ambición material. A mí lo que más me ha llenado en el toreo es que la gente se emocione, entonces no sé si el haber triunfado o haber salido a hombros, no sé si hubiera cambiado mi decisión sobre mi futuro como torero, pero es verdad que Madrid cambia la vida, y se la ha cambiado a innumerables toreros. Y esa sensación cuando sales de Madrid reconocido, algo que te da moral.

Hay dos tardes de los últimos años: una la de las cuatro orejas de Aguado en Sevilla, en la que lo más grande lo hace Morante y nadie se entera; y este año, la tarde de Bilbao, en la que la gran faena es la de Juli y no las dos faenas de Roca Rey. Pero Bilbao no se entregó con El Juli como otras tardes. Cuando ya has hecho todo lo que se puede hacer en el toreo, ¿no sé si ya no te molesta que otros corten más orejas que tú?

Entras en otra escala. Es obvio que el público tiene lógicamente sus modas y en ciertos momentos se suele valorar mucho lo nuevo y se suele menospreciar lo que ya has visto muchísimas veces, pero las trayectorias no se miden por ese momento, sino por una trayectoria y ha habido miles de tardes en las que la gente se ha entregado con otros toreros, y me ha picado. Pero ahora estás en otra escala. Estás en otro sitio.

¿Te picó que la gente no estuviese contigo en Bilbao?

No, llevo 1700 corridas de toros y ha habido muchas faenas en las que la gente no ha entendido la faena o yo no he entendido al público. Es como un tenista o futbolista, que saben que tienen que perder partidos. La madurez es asimilarlo y no dejarse llevar por esa corriente tan explosiva. Yo miro mucho más a largo plazo, pero sé cuál es mi tauromaquia y la de los demás. Yo, como aficionado, entiendo que se va a apoyar más al torero que está en ese momento de ebullición. En ese aspecto me siento muy bien, muy querido por el público y para mí no pasa de una cosa normal.

¿Qué pensaba en la vuelta al ruedo en Madrid tras pinchar a ese toro de La Quinta?

Por dentro tienes una plenitud enorme, pero a la vez un vacío muy grande. Estaba en el cielo prácticamente y marrar con la espada a ese toro te da una rabia inconmesurable. Porque no es una faena en la que cuando empiezas, que si entra la espada le cortas las orejas; era una faena que merecía otra rúbrica. Me vacié de tal manera que me quedé como que me pudo el sentimiento y no supe controlar mis emociones. Era demasiado para una persona con 25.000 viéndote.

¿Qué ve en su hijo Fernando? ¿Tiene afición? ¿Quiere torear?

Le gusta el campo. Le he podido transmitir el amor por los animales y la naturaleza. No tiene ningún afán por ser torero, pero sí cierta inquietud por saber ponerse delante de una becerra, por manejarse y por conocer la embestida. Es muy aficionado pero no lo veo torero.

Y cuando lo ves y te recuerdas a ti de niño, ¿qué piensas?

Al final, él está recibiendo una forma de vida muy distinta a la que yo tuve. Muchas veces lo miro, que es un niño, y veo que a esa edad toreaba 30 o 40 novilladas en España, y es algo que yo nunca me he valorado a mí mismo. Yo lo veía normal, porque entendía el toreo de una forma natural, y cuando lo ves reflejado te choca.

¿Se ha planteado un descanso en una trayectoria tan larga?

Pasas por muchos momentos. Lo peor, cuando no te encuentras preparado o seguro delante de la cara del toro, cuando no te ves bien. Y luego es muy duro cuando no te sientes querido y la gente te aprieta en un aspecto en el que tú no lo entiendes. Eso es lo que más me ha podido doler. Cuando veía acritud de la gente hacia mí. Pero forma parte del camino. Y reponerse a momentos de cierta desilusión o desconcentración en la que pierdes la disciplina o el diapasón, y en el mundo del toro, perder un poco de eso, se refleja muchísimo e la plaza. Es una profesión muy esclava. Pero la ilusión por querer torear, de querer prepararme, nunca me ha pesado.

Este año, de 25 años de alternativa, habrá algún gesto, ¿qué le llama a El Juli o qué te ilusiona más? Incluso los del 7 te han invitado a cenar…

Materialmente no tengo ninguna cosa que me motive especialmente a seguir toreando. Es mucho lo que me juego, tengo una vida muy buena, tengo una familia maravillosa y estoy fenomenal. Por una cosa material, no le encontraría sentido a torear. No me hace falta y no debe de ser así. Yo toreo por sentir cosas como las que sentí en Madrid, en Pontevedra con un toro, en Murcia, en Talavera, en Sevilla… por esa comunión que puedo crear y conseguir delante de un toro. Eso es absolutamente insustituible. Ser padre, lo más maravilloso del mundo, no te sustituye eso. Ser torero es único, es una cosa espiritual, y eso solamente se consigue toreando. Esa sensación es por la que entreno, por la que vivo, por la que disfruto.

¿Algún zambombazo por delante? No sé, encerrona en Nimes…

Llegará. Este año se han desarrollado las cosas muy rápido, con un montón de ferias hechas antes de finalizar el año. Sí, me gustaría hacer cosas bonitas y especiales.

Hay una corriente de recuperar pueblos por parte de las figuras.

Hubo una época de gran número de corridas, y se consideraba que ir a plazas de menor categoría era quitarle sitio a otros toreros. Ahora, la situación al ser tan complicada y la situación económica, parece que a los toreros nos ha abierto la mente de que esa plazas de menor importancia se deben rescatar. Hay buena actitud por parte de los toreros. El mismo año pasado toreé ocho o nueve corridas solamente con esa idea. Son cosas bonitas que te da la profesión.

Puedes escuchar la entrevista al completo en este enlace.