En el término municipal del municipio onubense de Hinojos se encuentra el cuartel general de Lea Vicens, rejoneadora nimeña que lleva copando los puestos más importantes del escalafón desde hace varios años. Amén de rejoneadora, es Licenciada en biología por la Universidad de Montpellier, compaginando sus estudios con su gran afición, el caballo. Participó en diversos concursos de labores camperas, hasta conseguir una medalla de Oro en el Campeonato de Francia de Equitación de Trabajo.
El gran maestro D. Ángel Peralta, rejoneador de larguísima trayectoria y experiencia, supo ver de inmediato el talento que esta joven francesa poseía, prendiéndole formar parte de su equipo de domadores en el ‘Rancho El Rocío’ en La Puebla del Río (Sevilla), finca donde pastan sus toros bravos y caballos cartujanos. Allí, durante varios años aprendió a estar en contacto directo con estos dos emblemáticos animales, decidiendo dar el paso y convertirse en rejoneadora.
Durante cuatro años, se fue ganando sus galones, adquiriendo con su trabajo su primer potro Gacela, actualmente figura indiscutible de su cuadra. Domó sus propios caballos, refinó su toreo y forjó un estilo asentado en su personalidad, preparándose en la intimidad de la marisma. Una vez que tomó el vuelo y se asentó en la élite del rejoneo, decidió adquirir unos terrenos en la provincia de Huelva donde dar rienda suelta a sus dos pasiones: el rejoneo y su propia yeguada.
Por todo ello, el equipo de Toros para Todos decidió hacerle una visita para conocer de primera mano su forma de interactuar con los caballos, saber como es el proceso de doma y la posterior preparación de estos para su lidia en la plaza. ¿Cómo se hace torero un caballo? Si tiene valor, si no lo tiene, si tiene expresión, si es un caballo artista, en fin, el proceso lógico de doma y su posterior toma de contacto con el animal bravo.
Lea tiene una forma muy particular de amansar a los caballos, ese no es otro que tener desde chicos un contacto directo con el hombre. A los pocos meses de vida las acaricia para que los animales no extrañen a las personas que luego estarán junto a ellos. Cada año recogen los potros del campo para estar junto a ellos una semana aproximadamente para más tarde volverlos a soltar, así cuando tienen cuatro años empiezan la doma formal.
Lea Vicens: «Al caballo no hay que someterlo, sino intentar conseguir que se entregue con cabeza e inteligencia»
“Es una educación constante, es igual que con un niño al cual tú poco a poco le vas enseñando desde chico. Se le enseña a no tener miedo, a respetar al que tiene junto a él, a coger los protectores, una montura, o a aguantar el peso, para así cuando tenga los 4 años ya esté medio domado”, le comentaba Lea a Enrique Romero en dicho reportaje. “Al caballo no hay que someterlo, sino intentar conseguir que se entregue con cabeza e inteligencia. A mí me ha dado grandes resultados y ese el camino que voy a seguir”.
“Una vez que el caballo está totalmente domado se trabajará con el carretón para que tenga el primer contacto con la imagen del toro, luego ya lo meteremos en la plaza con el manso para que se habitúe a él. Es un proceso que lleva tiempo, pero que es el correcto”.
“El trabajo de manso es imprescindible con los caballos jóvenes, esto se hace para que ellos vean el volumen, la forma, se adapten al olor del animal, así conseguimos que este desarrolle todos los sentidos” comentaba la rejoneadora francesa. Un proceso largo y en el que no hay que tener prisa, ya que cada animal es un mundo, necesitando unos mucho más tiempo que otros para estar aptos de cara a su debut en la plaza. Antes de este debut, se probará en la plaza de tientas con machos y hembras para ver si realmente están preparados para dar ese paso.