CAMPO BRAVO

El arduo traslado de los utreros de Prieto de la Cal por la misma casa de la finca: así se las ‘ingenió’ su mayoral


sábado 25 febrero, 2023

La pericia de vaqueros y mayorales hacen que las faenas de campo se lleven a cabo sin sobresaltos. Los caballos y los cabestros son las patas y las manos de unos hombres de campo que conocen las reacciones de los animales que crían en casa

Prieto Cal
Un utrero de Prieto de la Cal y, a la derecha, la casa de la finca. © José Joaquín Diago

Hablar de Prieto de la Cal es hacerlo de una de las ganaderías más importantes de la provincia de Huelva, divisa que pertenece a actualmente a Tomás Prieto de la Cal y Picón, IV Marqués de Seoane.​ Este hierro es uno de los más consolidados y prestigiosos de la cabaña brava española, tanto por su antigüedad como por su encaste, ya que es la única que conserva de forma pura la sangre Veragua de una de las siete castas fundacionales del toro de lidia: la casta vazqueña​, una autentica joya genética que se cría a orillas de río Tinto.

Un hierro emblemático que con el paso de los años se consolidó como ganadería de referencia para el aficionado. En la finca La Ruiza pastan animales con un pelaje muy variopinto: jaboneros, melocotones, castaños, colorados, negros… y cómo no, berrendos. Este tipo de pelaje se puede dar en las anteriores capas mencionadas, desde jabonero a negro pasando por castaño o colorado. Una ganadería con una gran carga genética que su actual ganadero intenta preservar.

En esta finca todo se hace a caballo, y en ésta los cabestros son fundamentales para el quehacer diario en la ganadería. Aquí la palabra de Tomás y su mayoral van a misa, son los que mejor conocen a los animales, su comportamiento, sus reacciones… todo para evitar sustos indeseados. En uno de los reportajes grabados por los compañeros de Toros para Todos, éstos tenían que acceder al cercado de los utreros para grabar una faena de campo, pero ya se sabe, en el campo las cosas se pueden hacer en cinco minutos o tardar prácticamente todo el día.

La faena era sacar a los utreros de ese cercado y llevarlos a uno con menos hierba, para que coman pienso y meter más kilos para rematarse de cara a su lidia en la plaza. Para esto son fundamentales los cabestros; gracias a ellos se consigue sacar a los animales de su querencia. En esta ocasión la mayoría de los novillos siguen a los mansos hasta su nueva localización. Este es un lugar nuevo para ellos, de ahí que se tengan que acostumbrar a su nueva cerca. Poco a poco se habituarán y encontrarán su nuevo sitio en este nuevo lugar.

Un proceso que les costará algo de tiempo, durante unos días andarán midiéndose y buscándose unos a otros. Tomás es partidario de combinar la hierba con los piensos para así tener una dieta más equilibrada. Este ganado con tanta pureza de sangre es altivo, difícil de manejar cuando no se le hacen las cosas por derecho, de ahí que sea fundamental estar pendientes de ellos para que no den la cara. Algo que pasó en el comienzo e un reportaje donde los animales no aceptaban la presencia de extraños en el cercado, algo que gracias a la voz y la pericia del mayoral se acabó solucionando.