Desde hace casi 50 años pastan en tierras de El Castillo de las Guardas -en Sevilla- los animales marcados con el hierro de la V de Veragua, actualmente Juan Pedro Domecq, un proyecto ganadero que comenzó en solitario Juan Pedro Domecq Solís -el padre del actual ganadero- tras el fallecimiento de su progenitor. En 1975, después de treinta y cinco años de existencia, la ganadería familiar se enfrentaba a su segundo reparto, que a su vez llevaría al primogénito a emprender un viaje desde la Laguna de la Janda -en Cádiz- hasta la Sierra Norte de Sevilla.
Tras llevarse la parte que le correspondía del hato de vacas familiar —aproximadamente 1/4 de la vacada familiar—, Juan Pedro madura qué animales llevarse para esta nueva andadura en solitario, algo que le llevará tres años, de 1975 a 1978, periodo que aprovecha para preparar y acondicionar su cuartel general. De todas las vacas madres que había bajo el hierro de Veragua se podían distinguir 84 familias, teniendo opción de poder acceder a ellas mediante sorteo. Para llegar a ese porcentaje que le correspondía, Juan Pedro se llevó también 14 añojas —de vacas que no venían en su lote— y cuatro becerros tentados en Jandilla y aprobados personalmente por él.
Finalmente, viajarían hacia tierras sevillanas 98 hembras, teniendo también el derecho de poder utilizar algunos sementales que se habían quedado en tierras de la Laguna de la Janda. Pero no era suficiente con eso, de ahí que acudiera a su tío Salvador, ya ganadero en solitario, para adquirir animales que cerraran definitivamente su vacada. En el trato entran más de una treintena de hembras con el hierro de Veragua, así como unas veinte eralas sin tentar de ese año. Tras llegar este último lote a Lo Álvaro -finca en la que pastan en la actualidad-, su hato de vacas alcanzaba un número aproximado de 170 hembras.
Para cerra definitivamente al círculo vuelve a acudir a casa de su tío Salvador para hacerse con dos animales que le den el salto definitivo a la ganadería, pero es en casa de Luis Algarra donde encuentra ese macho que marcaría un antes y un después en su ganadería, se trataba de ‘Decidor’, hijo de ‘Decidora’ y de ‘Rancherito’, un animal que ha sido clave en ambas ganaderías a lo largo de su historia como bien cuenta André Viard en su Opus nº 9 de Tierras Taurinas.
Ahora, varias décadas después, en Lo Álvaro siguen naciendo animales descendientes de esa primera adquisición, nuevas generaciones de machos y hembras que siguen manteniendo intacta esa base que creara un ganadero único. Con el paso de los años el número de animales ascendió de forma notable, al igual que la llegada de nuevos ganaderos para comprar simiente de la casa. Ahora, con una situación de crisis derivada de la pandemia y la alta inflación, muchos ganaderos se han visto obligados a reducir animales y quedarse con aquello que realmente es la joya de la corona, algo que Domecq Morenés hizo nada más ver la problemática que se les venía encima.
Una reducción paulatina que le ha llevado varios años, esos en los que ha repasado vaca por vaca para ver cuál se quedaba en casa y cuál no. Un estudio pormenorizado de la ganadería en momentos donde se tenía que ser inflexible. Por todo ello le hemos preguntado en una amplia entrevista de Juan Andrés Viedma a un ganadero que se muestra abierto a contarnos los entresijos de la ganadería y la evolución que esta ha tenido a lo largo de estos más de diez años que lleva en solitario como ganadero. A continuación desgranamos la parte en la que Juan Pedro Domecq habla de la reducción de la vacada.
Juan Pedro Domecq: «Ahora mismo tengo 420 vacas y me parecen muchas»
PREGUNTA. “Hay muchos ganaderos que han reducido mucho la ganadería. ¿Han reducido a raíz de la pandemia?”
RESPUESTA- “Cuando falleció mi padre juntamos Juan Pedro y Parladé, estábamos en 1000 vacas. Ahora estamos en 430, hemos ido reduciendo hasta el 60% en 12 años. Respecto al año pasado, tengo 73 toros menos, creo que es una reducción importante”.
PREGUNTA. “¿Qué número de cabezas tiene ahora mismo en Lo Álvaro?”
RESPUESTA- “Ahora mismo tengo 420 vacas y me parecen muchas. No quiero tener una base animal mucho más amplia. Respecto al número de sementales, ahora tengo más que nunca. Hay 53 sementales. La riqueza genética es la clave. Hay que estar investigando de forma constante, hay que estar abriendo la ganadería de manera constante, evitando la consanguineidad. Y esto solo se consigue con una amplia gama de sementales”.
PREGUNTA. “Entiendo que son 73 toros menos que no ha herrado”.
RESPUESTA- “Sí, venía herrando casi 100 toros más al año de media. Y ahora he pasado a herrar 100 menos. Antes lidiaba muchos más animales, de erales y de novillos y ahora lidiaré menos y mantendré una base más de corridas, porque si no es imposible mantener la estructura que tengo”.