A pocos kilómetros de Guadalajara capital se encuentra la ganadería de Fuenterroble, un proyecto ganadero que está dividido en dos fincas: Fuenterroble -Brihuega (Guadalajara)- y El Cerrillar –Mandayona (Guadalajara)-, dos zonas eminentemente agrícolas, pero que también tienen cobijo para el toro bravo. Una zona fría en invierno, pero calurosa en verano, algo que robustece a un ganado de lidia que es capaz de adaptarse a cualquier tipo de situación.
Una ganadería con las señas de identidad del animal que quiere su propietario, José Luis Viejo, al que gusta tener reses de gran tamaño y con las defensas muy desarrolladas. Una vacada con un animal que pudiera valer para las plazas más exigentes, el cual tiene también una enorme salida para los festejos populares, algo que ayuda a no tener en rojo la cuenta de resultados a final de año.
En esta casa prima el toro por encima de toro, que proviene de la rama Atanasio que Victoriano del Río compró hace años a Los Bayones, un animal que rápidamente es identificado por el aficionado debido a su variada capa y a sus hechuras. Por todo ello queríamos hablar con un ganadero que se considera un ‘romántico’ un hombre que no va con las modas y sí con un tipo de toro que es el que realmente le llena.
«Esta ganadería es una apuesta que hicimos por un tipo de toro que nos llenaba, se buscaba empezar de cero y encontramos la oportunidad de comprarle a Victoriano del Río el segundo hierro que tenía en su casa de procedencia Atanasio. Nos llevamos las vacas y los sementales y ahí comenzó esta bonita, pero dura andadura«, nos comentaba José Luis Viejo.
Una ganadería que posteriormente añadió sementales de Aldeanueva, así como animales de otra rama de Domecq: «Tenemos actualmente unas 220 vacas madres, de las cuales la mayoría provienen de la rama que antes te mencioné. Mantenemos por separado ambos encastes; Domecq por vía de Montealto y Los Bayones vía Victoriano del Río —que es parte de Atanasio—. La verdad que andamos contentos con lo que tenemos y no nos queremos salir de ahí».
Una temporada que ya ha comenzado para un buen número de ganaderos, no así para un José Luis Viejo que espera poder lidiar aquello que tiene en casa: «De momento solamente hay vendida una novillada con caballos para Azuqueca de Henares, luego hay otra pendiente para Cifuentes, pero el resto probablemente irá para las calles. Aquí tenemos 50 utreros y 20 toros de saca para este año».
Una ganadería que por el tipo de toro que cría tiene mucho cartel en el festejo popular: «Si no fuese por las calles, es imposible sostener una ganadería así con los precios que hay. Es un número muy importante de animales el que hay en casa, aunque luego todo sale para las calles«.
Sobre Los Bayones, la sangre por la que apostó Victoriano del Río y que ahora se cría en tierras de Guadalajara
En la finca “El Vecino”, situada en Calzada de Don Diego, a 20 kilómetros de Salamanca, se encuentra la ganadería de Los Bayones, uno de los últimos reductos de la sangre Atanasio-Lisardo Sánchez, una ganadería singular que se ha adaptado a la situación que vive el campo bravo. Aquí sus propietarios luchan contra las modas intentando darle un giro de tuerca más a un animal que es demandado por una afición que pide mayor variedad.
Aquí Manuel Hernández García sigue comandando una nave que ni mucho menos va a dejar a la deriva, sabe lo que tiene en su casa y por ello va a luchar hasta dar paso a una nueva generación. Si abandonar la seña de identidad que hizo único a este encaste, se busca seguir evolucionando en pos de un tipo de toro con unas connotaciones diferentes, es decir, dar un paso adelante sin olvidarse de aquello que hizo grande a esta ganadería.
El campo charro es un lugar único, pese a ser un terreno de dehesa, tiene diferencias con el que suele darse en Extremadura o Andalucía. Aquí el terreno es más llano o ligeramente ondulado, con encinas y pastos en el que abundan las charcas y los pequeños arroyos. Una zona ideal para la cría del ganado bravo, ese que honrará con su sangre el linaje de un hierro que en 1981 modificó el padre del actual ganadero tras comprar vacas de este encaste a Santiago Martín ‘El Viti’.
Una rama que posteriormente adquiriría Victoriano del Río y que tomaría antigüedad en Las Ventas el seis de mayo de 2007. Aunque actualmente aún queda un pequeño reducto de esta sangre en la prestigiosa ganadería madrileña de forma testimonial y ya absorbida por la rama Domecq, prácticamente la totalidad del ganado anda en manos de un ganadero que apostó sin fisuras por un encaste que le llena totalmente como ganadero y por el que sigue apostando pese a las vicisitudes del momento.