AL NATURAL

¿Sabe Madrid cuál es el toro de Las Ventas?


lunes 3 abril, 2023

La disparidad de criterios mostrada el Domingo de Ramos pone en duda la deriva adoptada por los que pretenden dominar la plaza

Toro De Cuadri Madrid (1)
Toro de Cuadri en Madrid © Luis Sánchez Olmedo

Definir cuál es el toro que se enmarca en una plaza no es fácil. No lo es en ningún lugar, pero mucho menos en el coso que debe definir, con el fenotipo de su toro, los toros que salen en todos los demás. Es el toro de Madrid una incógnita hoy en día para el sector que quiere gobernar una plaza que siempre tuvo claro el animal que quería ver con el torero que quería ver. Hoy, demudada en no sé qué descalzaperros ignoto, Las Ventas aplaude y pita por igual a toros que jamás merecieron en este coso no lo uno ni lo otro. Porque ya no está claro el toro de Las Ventas para esa nueva afición que puebla sus tendidos.

Antes de que salieran siquiera a la luz las fotos de los toros que saldrían en Ramos a Las Ventas ya había lío con los tres toros de Los Maños que no pasaron el reconocimiento. Si yo me tengo que manifestar y juzgar las fotos publicadas, los animales eran chicos, es verdad, pero con bastante más trapío que la del año pasado. Porque si hay que comparar -y en el caso de Santa Coloma, mucho más- hay que hacerlo con el mismo hierro, que tendrá la misma raíz y simiente, no lo olviden. Y viene la disertación al hilo de lo que sucedió ayer en Madrid, donde se pitó a los de Pallarés por el hierro y por el hierro de ovacionó a los de Cuadri. Hablo de manifestaciones de salida, cuando llegan los toros allá por el tendido 7, donde aguardan los custodios para dar su ‘experto’ veredicto. Aportemos algo a su juicio, dado que también estuvimos en la plaza.

Partamos de la base de que el toro de Madrid -por más que se quiera hacer así de un tiempo a esta parte- no es el toro de las arrobas, sino el del trapío. El toro de Madrid debe meter miedo, helarte la sangre, transmitirte, cuando estás en el tendido, que tú no serías capaz de lo que hace ese tío del trapo rojo. Y para eso no hace falta que pese seis quintales. Ni siquiera hace falta que alcance los cinco. De hecho hay un precedente celebérrimo, de nombre Cazarrata, cuyo peso real en la báscula fue de 427 kilos, aunque lo aumentaron las autoridades para que fuese reglamentaria su lidia. Y le puede preguntar cualquiera a Javier Sánchez Vara, que estuvo delante, si aquel Saltillo daba miedo o no… Y, según el peso, era un gato.

Este Domingo de Ramos, donde se produjo el primer baile de corrales de la temporada, se pitó a los tres toros que trajo Pallarés por falta de trapío, pero lo cierto es que estaban en su perfecto fenotipo, aunque tuviesen -que lo tenían- el perfil escaso de un toro de Santa Coloma. Pero luego, además, se obvió la tremenda entrega del primero en las telas, con una calidad que fue el motivo de la ‘blandura’ que vieron los custodios para mandar a destazar a un toro que prometía ser bueno. En su lugar salió un bufalote de Martín Lorca que sólo humillo hasta el embroque y salió desentendido de allí en adelante, pero como tenía 590 kilos y era el sueño de los carniceros, fue bienvenido al silencio del primer acto.

También pitó Madrid con atronadora saña al segundo Pallarés, que no sólo estaba en tipo, sino que fue un toro muy interesante desde que salió de toriles. Exigente, examinador, inmisericorde con los errores en la cara. Y serio en sus ademanes. Ese tuvo mucha culpa de que Adrián de Torres decidiese jugar a la ruleta rusa con el quinto, al que también ovacionó Madrid de salida pese a su cuerna paletona, su excesiva badana, su caja destartalada y su falta de cuello. Era grande, es verdad. Era enorme; pero no estaba bien presentado. Lo de que fuese una alimaña reponedora y remontona, peligroso cual pistolero de peli del oeste, es un accidente del que sacó petróleo Adrián sin pegarle ni un muletazo. Porque no lo tenía. Pero ahí demostró Madrid que incluso con esos se puede sacar rédito si estás dispuesto a apostar el pellejo. Pero de verdad…

Por todo ello es importante, vital incluso, que no se pierda el Norte con el toro de Las Ventas, porque bastante alquimia hacen los ganaderos consiguiendo que embistan toros que más bien asemejan al extinto uro. Y, para ello, resulta imprescindible que recordemos el significado de la palabra trapío; es la clave de lo que queda de esta fiesta…