Este jueves, 25 de mayo, se llenaba de No hay billetes de nuevo la plaza de toros de Las Ventas para la décimo tercera de la Feria de San Isidro, en la que lidiaban toros de Puerto de San Lorenzo, La Ventana del Puerto y uno de Valdefresno. José María Manzanares, Emilio de Justo y Andrés Roca Rey hacían el paseíllo.
Manzanares cuida la suprema clase del primero, con el tendido a la contra
Pronto se protestó la falta de fuerza del buen toro de Valdefresno, que se desplazó con clase ya en las verónicas de manzanares y el quite de Emilio de Justo, tras el que el oro dio con sus huesos en la arena, levantando las protestas del público. Que ya estuvo de uñas toda la faena. El alicantino trato de ayudarle sacando la muleta a media altura en tandas cortas, muy templadas para evitar las caídas, y cuajó dos series supremas al natural llevando al toro con mucha suavidad. Repitió la misma receta en redondo por derechazos, pero al toro se le fue agotando su fondo. La estocada cayó en buen sitio, aunque fue de lento efecto.
Ni el buen trato de Emilio de Justo endereza el camino del desfondado segundo bis
La viejuna expresión del sobrero de Vellosino (como si fuera el abuelo de aquel Cervato de Talavante en esta plaza) reveló pronto los resabios de la edad. Sus casi seis años cumplidos. Se estrechó por el derecho en las chicuelinas del quite de Roca Rey y se fue suelto en los primeros compases de la lidia de Emilio de Justo, hasta que lo enceló bajo el tendido 7. El extremeño ligó una tanda de derechazos rítmicos, que el toro tomó rebrincado, pero enseñando su buen fondo. Tuvo eso y poco más, pues aunque Emilio intentó invitarle siempre con suavidad, pero fue perdiendo fuelle poco a poco hasta que la faena se apagó definitivamente.
Roca Rey pincha una faena comprometida con el deslucido tercero
Los apretados y enhiestos estatutarios de Roca Rey al tercero sirvieron como tarjeta de presentación. El «All in» en el póker del peruano, que hallo en la media altura la que el toro necesitó para embestir más franco, y repetidor, evitando las caídas por su falta de poder. Dos buenas series, muy medidas. Como medido estaba Andrés por los de siempre, que sacaron la escuadra y el cartabón para juzgarle cada cite, cada colocación. Por el izquierdo, el toro embistió más a su aire, buscando el hueco que abría el viento, mientras Andrés bajó la mano para buscar mayor autoridad. Y levantó al tendido con unas bernadinas que le arrancó lentejuelas de la talegulla. Sólido se mostró Andrés con un toro que nunca se entregó. Agarró la estocada al segundo intento.
Manzanares se estrelló contra la imposibilidad del cuarto
El buen tercio de varas protagonizado por Paco María (ovacionado), condicionó la faena, pues el toro se empleó mucho y, además, sangró lo bastante como para llegar sin vida a la muleta del alicantino, que por mucho que porfió, poco pudo hacer.
Emilio de Justo pincha el triunfo tras una faena de pulso y gusto al quinto
La impetuosa salida del quinto cautivó pronto al tendido, sobre todo cuando, después de desmontar un burladero, embistió encastado en las verónicas semigenuflexas de Emilio, sinceras, poderosas, enfibradas, rematadas con media de cartel. Calidad y chispa en el toro. También subió la emoción al tendido con el gran tercio de banderillas de Morenito de Arles y Pérez Valcarce. De nuevo por bajo, ahora con la muleta, De Justo explotó el oro que se escondía en ese pitón derecho, tan fijo, tan bueno, tan pronto. Lástima la fuerza. Por eso las pausas de Emilio, administrando el buen fondo del toro. Y ese punto de querer irse que le hacía abrirse lo justo para que el muletazo fuera más estético. Por el izquierdo deslució el toro su embestida con un derrote por dentro, pero Emilio lo limpió con temple, uno a uno. Así llegó un natural supremo y una trinchera maravillosa. El aviso llegó con De Justo entregado en un desgarrado pase de pecho. La estocada al segundo intento evitó el trofeo, a pesar de de que muchos pañuelos así lo solicitaron.
Roca Rey, sin suerte con el sexto
Fría fue la salida del sexto, que en la muleta tuvo áspera movilidad sin raza, pero con un punto de poder. Encima el viento molestó, por lo que no fue nada cómodo estar delante de él. Roca Rey quiso mandar por abajo, pero la falta de ritmo del toro y ese defensivo derrote al tercer muletazo imposibilitarom cualquier lucimiento. Optó el peruano por el esfuerzo en los adornos, circulares por la espalda y buscar la cercanía, que el toro tampoco agradeció.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Décimo cuarta de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. No hay billetes.
Tres toros de La Ventana del Puerto, dos de El Puerto de San Lorenzo (2º y 5º) y uno de Valdefresno. Y un sobrero, el segundo bis, de Vellosino. Clase suprema sin motor, ni fuerza tuvo el primero; desfondado y a menos el sobrero segundo bis; nunca se entregó el obediente y repetidor (a media altura) tercero; desfondsdo y parado el cuarto; calidad excelsa por el derecho, de contado poder el quinto; áspero y deslucido el sexto.
José María Manzanares (ciruela y oro): ovación y silencio.
Emilio de Justo (grana y oro): silencio y ovación tras aviso.
Roca Rey (negro y oro): palmas tras aviso y silencio.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO