Andrés Roca Rey lleva siendo desde hace tiempo el torero con mayor tirón taquillero del momento. El peruano ha conseguido enganchar a ese público —no aficionado— que gracias a él se ha acercado por primera vez a una plaza de toros. Jóvenes, y no tan jóvenes, que se vieron reflejado en un espada que tarde tras tarde conseguía salir en hombros. Andrés ha sabido conectar con una afición que ve en él el futuro de una tauromaquia que está superando los datos —en asistencia— previos a la pandemia.
Sin ir más lejos, de los 21 festejos toreados hasta la fecha en Europa, el resto han sido al otro lado del charco, se ha ido a pie únicamente en 6: Madrid y Sevilla —en dos ocasiones— con las corridas de El Puerto de San Lorenzo, La Quinta y Núñez del Cuvillo (dos) como plazas de primera, y Arenas de San Pedro y Cehegín con encierros de Domingo Hernández, consiguiendo salir en hombros en plazas de primera como Sevilla, Córdoba, Nimes, Arlés o Valencia.
Pero para conseguir llevar esa cantidad de gente a las plazas no vale únicamente con estar bien posicionado en redes sociales, para lograrlo hay que mostrar una entrega total en el ruedo, así como una frescura y un toreo que sea atractivo a esos que se asoman por primera vez a la ventana del toreo. Conceptos y gustos aparte, nadie discute el lugar donde pisa el peruano, lo cerca que se pasa a los toros y el impacto que ello conlleva. El run run de sus continuos triunfos ha sido el altavoz perfecto para que la gran masa quiera ir a verlo.
El percance de Roca Rey este jueves en Toledo
Unos triunfos han venido acompañado muchas veces de feas volteretas y cornadas, sin duda el peaje que debe pagar un torero para llegar a la cima. Desde sus inicios Andrés nunca ha negociado la entrega, por ello en multitud de ocasiones ha visto cortada temporalmente su temporada. Un espada siempre teme más una rotura de huesos o una lesión que una cornada, y esto se debe al tiempo de recuperación de la misma.
Sin ir más lejos este jueves, el diestro era prendido de forma espeluznante por el quinto toro de Alcurrucén en la corrida del Corpus en Toledo. El animal de la familia Lozano lo cogió feamente y lo tuvo varios segundos colgado del pitón, no calando este en la piel del torero limeño, dejando eso sí, una cornada interna. Todos los presentes se pusieron en lo peor, no porque hubiera cornada, sino por los problemas de espalda que le obligaron a cortar la temporada en 2019 tras una lesión en su hombro derecho sufrid en la primera plaza del mundo.
Hay que recordar que Andrés arrastraba un trauma cervical de la C7 que afectaba al supraespinoso y a la fuerza y movilidad del brazo derecho, algo que le obligó a cancelar varios festejos en junio con la confianza de llegar preparado a Pamplona. Tras ese parón tuvo que cortar la temporada y que le obligó a pasar por el quirógrafo. Por todo ello, el golpe sufrido ayer en Toledo provocó que muchos volvieran a recordar aquel fatídico 22 de mayo de 2019 en la plaza de Las Ventas.
El parte médico del doctor Ángel Blanco
Tras la fuerte paliza propinada por al animal, el Dr. Ángel Blanco Bravo realizó una exhaustiva exploración médica, dando el siguiente parte médico: «Se observa una contusión con erosión y hematoma en la cara posterior del pliegue interglúteo izquierdo, así como una gran contusión con hematoma en la cara externa del muslo derecho«, por fortuna, pese a la paliza recibida se quedó en un susto, más si cabe tras verlo colgado del pitón unos segundos y zarandeado posteriormente por el segundo de su lote.
Siguiendo las recomendaciones del facultativo, se considera conveniente abrir la herida y drenarla. Sin embargo, a pesar de los consejos médicos, el torero Andrés Roca Rey ha decidido personalmente esperar a observar la evolución de su lesión y posteriormente viajar a Granada para cumplir con su próximo compromiso. Por ello, al feo percance y los dolores que sufre, en ningún momento se ha planteado parar para recuperarse y llegar en las mejores condiciones a Madrid el próximo sábado. No lo hará porque su compromiso con la fiesta es firme, de ahí que esté en la tarde de hoy en Granada para estoquear una corrida de Juan Pedro Domecq junto a Julián López ‘El Juli’ y Sebastián Castella.
368,2 kilómetros de Toledo a Granada
Un viaje duro, no por los 368,2 kilómetros que separan ambas ciudades, sino por los dolores y magulladuras que debe tener por todo el cuerpo. Por ello, pese a no tener materialmente tiempo para descansar, Andrés ha tenido que seguir los consejos de los doctores y tomar medicamentos para aliviar los dolores de cara a poder, primero, descansar, y luego hacer el paseíllo en la Monumental Frascuelo sin acusar en demasía ese percance.
Una herida que era aconsejable abrirla y drenarla, lo que hubiera impedido su actuación en Granada, por eso, una vez pasado este festejo se le volverá a examinar para ver si se acrecentó o si la evolución ha ido a mejor. De momento la Casa Matilla respira tranquila viendo que no causará baja, estando ahora la preocupación en la empresa de Madrid por su comparecencia en Las Ventas 48 horas después de trenzar el paseíllo en la Feria granadina.
