Pamplona está ligada a sus encierros desde hace siglos. Ya por el siglo XVI la manada se dirigía a caballo desde los corrales del Baluarte de la Rochapea -al pie de la cuesta de Santo Domingo- hasta la antigua plaza de toros, situada en la actual Plaza del Castillo. Con el paso de los años entraron en escena mozos que participaban de estos encierros junto a los toros y los caballistas.
Con el tiempo todo fue cambiando, incluso debates sobre los riesgos que conllevaba correr delante de los animales a la hora de conducirlos hacia la plaza de toros. Todo ha ido evolucionando con los años en pro de la seguridad de una fiesta que ganó en repercusión fuera de España gracias a las referencias que, sobre esta fiesta, recogió Ernest Hemingway en sus crónicas periodísticas y en su novela «The sun also rises«, conocida como «Fiesta» en el mundo hispano.
A medidos de los años cincuenta del siglo XX se fueron modificando parcialmente varios aspectos relacionados con los propios encierros. Primero fue la instauración del doble vallado y luego refugio del callejón en los setenta. En esos mismos años 70, concretamente en 1974, se cambió el horario del encierro, pasando de las seis de la mañana a las ocho.
Durante estos siglos en los que el hombre ha tenido un contacto directo con el toro los percances han sido muy numerosos, el riesgo de correr delante de un animal bravo ponía en riesgo la integridad de dichos mozos. Con el altavoz que le dio Ernest Hemingway, la capital navarra y sus fiestas de San Fermín poco a poco empezaron a internacionalizarse, ya no eran esos encierros en los que la gente de la ciudad corría delante de los toros, poco a poco la llegada de aficionados de fuera hizo que el número de corredores aumentara y con ello la posibilidad de sufrir percances.
Los encierros más peligrosos de la historia
Si nos centramos en la época más moderna han sido muchas ganaderías las que han repetido año tras año tanto en las calles de Pamplona como en la plaza de toros. Desde 1922 Pamplona disfrutaría de una Monumental, una plaza más grande y cómoda que con los años ampliaría su aforo casi hasta las 20.000 localidades, nada que ver con las 8.000 que había en la antigua plaza de toros de la capital navarra antes de la construcción de la nueva plaza.
Muchas han sido las ganaderías que han recorrido las calles en estos años, todas tienen episodios complicados, toros que se vuelven, cornadas de gravedad…. pero también encierros veloces y limpios en los que los toros volaban hasta llegar al ruedo. Pero esa velocidad en muchos casos también ha llevado consigo un peligro importante. Con el paso de los años los organizadores colocan a las ganaderías anunciadas en unas fechas u otras, esto tiene que ver con la masificación que se producen los días punteros, buscando las fechas menos cargadas de mozos para colocar las ganaderías que sobre el papel suelen provocar más problemas en los encierros.
Por desgracia 16 corredores han muerto en el encierro a lo largo de su historia; el último, Daniel Jimeno, corneado por un Jandilla en 2009. En 2013 una multitud de corredores situada en el callejón bloqueó la entrada de los animales a la plaza de toros, causando un angustioso tapón de gente y provocando, en ese tramo, al menos 19 heridos, uno de ellos muy grave. Esta situación no se producía desde 1977, cuando un hombre murió por aplastamiento en una situación similar con los toros de Miura.
Este 2022 vuelven tras dos años de ausencia por la pandemia los encierros a la capital navarra. Desde el siete al catorce de julio las ganaderías de Núñez del Cuvillo, Fuente Ymbro, José Escolar, la Palmosilla, Cebada Gago, Jandilla, Victoriano del Río y Miura serán las protagonistas tanto en la calle como en la plaza. 8 ganaderías que tras las ausencias de 2020 y 2021 han preparado con mimo los toros de su vuelta a San Fermín. Ojalá que el Santo les eche un capote tanto a los mozos como a los toreros y no veamos percances graves tanto en la calle como en la arena.