Antonio Ferrera, Miguel Ángel Perera y José Garrido cerraban, este 29 de julio, la Feria de Santiago de Santander, en la que se lidiaba un encierro de La Quinta.
Antonio Ferrera se corta con la espada en el primero
En el tipo de la casa santacolomeña fue el primero de La Quinta, un animal frío de salida con el que Antonio Ferrera no pudo lucirse a la verónica. En la muleta dejó solventes tandas por ambos pitones, pero sin que rompiese la obra porque el animal no terminó de rebozarse en el tranco. Pinchó en el primer intento con la espada y resultó herido al cortarse con la tizona en el rostro, pasando a la enfermería. Ovación camino de ésta.
La entrega profunda de Perera ante el segundo le hace pasear la oreja
Perera dejó verónicas de buen trazo para recibir al segundo de la tarde, un animal al que luego quitó de forma variada tras la vara, pero no tenía la raza necesaria el toro. Intentó ligar con profundidad Miguel Ángel, tal y como profesa su concepto, y la entrega fue la tónica fundamental de la obra. Hubo momentos de toreo bajo de muchos quilates, que unidos a la estocada, le hicieron pasear el premio.
La espada emborrona la imagen firme de Garrido ante el tercero
Muy firme anduvo ante el tercero José Garrido, especialmente al natural. Fue un toro al que había que domeñar y así lo hizo el extremeño, al que le sopló momentos de interés -aunque aislados, porque el de La Quinta no permitía ligar-. No le entró el acero y eso dejó todo en un silencio tras dos avisos, pero la imagen de firmeza caló en Cuatro Caminos.
Ferrera intenta estar decoroso con el mansurrón cuarto
El cuarto de la tarde fue un animal deslucido, con cierto tranco mansurrón, con el que Ferrera intentó estar decoroso. Despenó al animal con su característica forma de entrar con el acero desde larga distancia, pinchando y enterrándolo a la segunda. Tras descabellarlo, fue ovacionado.
Perera indulta al humillador y bravo quinto toro de La Quinta
Indultó Miguel Ángel Perera al quinto de la tarde, un animal con el denominador común de la humillación; estuvo profundo, de nuevo entregado y toreando largo y embebido al animal Miguel Ángel, que se rompió por momentos con él. Antes, le había dejado verónicas de muy bello trazo y un quite de mucho calado y toreo caro. Y en la muleta fue a más. Sí es cierto que lo cuidó en varas, pero el toro respondió a la proposición de trazo bajo de Perera, y le aguantó. La plaza pidió un indulto concedido por el palco al astado santacolomeño.
La solvente capacidad de Garrido se emborrona con el acero en el sexto
También el sexto obligó a remangarse a José Garrido para darle al animal el poder y la fijeza que no traía de serie. Y fue la solvencia técnica de Garrido la que cimentó una faena de mucho interés por la capacidad de solventar los problemas que iba mostrando el de La Quinta, que siempre fue muy a menos. Ya tenía en la mano el trofeo el extremeño cuando el acero se empeño en que nunca llegase a tocar pelo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Cuatro Caminos, Santander. Última de Feria. Corrida de toros. Tres cuartos de entrada.
Toros de La Quinta, indultado el «Hurón» quinto.
Antonio Ferrera, ovación y ovación.
Miguel Ángel Perera, oreja y dos orejas y rabo simbólico.
José Garrido, silencio tras dos avisos y ovación.
FOTOGALERÍA: ARJONA – LANCES DE FUTURO