Juan José Villa “Villita”, Jorge Molina y Miguel Zazo abrían este domingo el Alfarero de Oro de Villaseca de la Sagra con una seria novillada de Cebada Gago.
Con gran ambiente en los tendidos se abrió el Alfarero de Oro de Villaseca de la Sagra con novillos de Cebada Gago para una terna toledana encabezada por Villita
El primero de la tarde no estaba sobrado de fuerzas y eso influyó en su comportamiento pues pese a su buena condición sus embestidas carecieron de la entrega necesaria para que los buenos propósitos y firmeza de Villita, que corrió bien la mano por los dos pitones, no pudo alcanzar la brillantez deseada.
Aplaudido de salida el burraco segundo, Jorge Molina brindó la faena a sus compañeros ( de paisano) Esaú Fernández y Francisco Montero. Bien colocado siempre, Molina se puso a torear sin probaturas y cuajó series en redondo y también con la mano izquierda con buen pulso, ajuste , ligazón y largo trazo. Se llevó dos volteretas, sin consecuencias, que no hicieron mella en su sereno proceder. El pinchazo previo a la estocada no restó para la concesión de la oreja ganada a ley.
Dos agujas lucía el tercero, que Miguel Zazo brindó al público. El novillo embestía con prontitud y a Zazo, muleta en la mano derecha, le costó coger el ritmo y el acople, lo mismo que ocurrió cuando cambió de mano y pitón. Mejoró la cosa en una nueva tanda en redondo, con mayor ajuste, no así cuando volvió a los naturales y , de nuevo, con la derecha. La faena quedó entre dos aguas, sin que torero y novillo llegaran a entenderse del todo. Estocada efectiva, petición de oreja para Zazo y gran ovación para el novillo en el arrastre.
Cierto desbarajuste en la lidia del encastado cuarto, que derribó en su primer encuentro en el caballo, luego se pegó una costalada y volvió a tomar con fijeza una segunda vara. Por abajo y mandón empezó la faena Villita con la mano derecha y el novillo embistiendo con fijeza y prontitud. A los sones de «Puerta Grande» siguió por ese pitón, pero en tono más bajo, lo mismo que cuando lo pasó al natural. La casta del novillo no regalaba las embestidas y Villita, aún sin el suficiente bagaje, bastante hizo con no perderle la cara y matarlo en rectitud, aunque el de Cebada, fiel hasta el final a su brava condición, se resistió a doblar.
Buen recibo capotero de Jorge Molina al quinto, igual de serio por delante que el resto pero con menos cuajo. En los medios aperturó faena citando de lejos y pasándose la embestida por la espalda. Blandeaba el de Cebada y, como en su primer turno, Molina volvió a dejar patente su sentido del temple. Lo hizo en redondo aún mejor al natural, llevando las embestidas cosidas a la muleta. De nuevo en redondo, conjunción completa, asentado el novillo y también el novillero. La estocada en lo alto hizo rodar al novillo sin puntilla, colofón a la altura de una faena de gran nivel. Las dos orejas fueron la justa recompensa a lo hecho. También la ovación postrera al de Cebada Gago.
Dos puyazos tomó el sexto, tan astifino como todos, que llegó al último tercio con menor pujanza que sus hermanos. Zazo muleteó con reposo alternando una y otra mano, aunque como sucedió en su primero sin acabar de encontrar el eco deseado en los tendidos.
En volandas se llevaron por la Puerta Grande a Jorge Molina tras su indiscutible triunfo, que supone un importante toque de atención, más aún porque lo fue ante los serios y encastados novillos de Cebada Gago
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Villaseca de la Sagra. Primera del Alfarero de Oro. Novillada con caballos.
Novillos de Cebada Gago.
Juan José Villa “Villita”, silencio tras aviso y silencio.
Jorge Molina, oreja y dos orejas,
Miguel Zazo, ovación y silencio.
FOTOGALERÍA: EUSEBIO SÁNCHEZ
