El siguiente vídeo muestra cómo un eral de Araúz de Robles puso, hace unos días, en serios apuros al mayoral de este hierro jiennense, José Ángel Gil, mientras enseñaba los astados de esta ganadería a un grupo de aficionados. El animal hizo por el vehículo mientras Gil conducía a los visitantes por los cercados.
El de Araúz de Robles se encaró y empezó a dar vueltas alrededor del coche, golpeando éste en un claro gesto desafiante. El mayoral pidió silencio y que nadie se moviera en los remolques para evitar así que el eral hiciera por ello y pudiera provocar un disgusto. Mientras tanto, el resto de sus hermanos de camada observaban desde la lejanía lo que ocurría, cobijados bajo la sombra de los árboles.
El joven animal, una vez había acometido al coche, acabó por ir de nuevo con el resto de astados, dejando así que avanzara la comitiva camino de otro cercado. De no haberse ido el animal, hubiera sido necesario la intervención de los caballistas y los cabestros para reconducirlo.
Estas imágenes dejan claro el temperamento del toro bravo en el campo, un animal tranquilo que, dependiendo de su encaste, puede ser más noble o por el contrario de sangre más caliente, de ahí que conocerlo se antoja fundamental para saber sus futuras reacciones, de no ser así puedes llevarte un gran susto.
Un vídeo que tras ser publicado en las redes de la ganadería fue rebotado por Daniel Sanz, un aficionado que ha vuelto a hacer viral esta publicación, quedando demostrado que el toro bravo no es un animal doméstico y que puede arrancarse en cualquier momento. La respiración acelerada del animal y los continuos golpes al coche dejaban claro que no estaba para bromas.
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La ganadería de Araúz de Robles, una de las más célebres entre el aficionado
La ganadería jiennense de Araúz de Robles, por su genética y por su historia, es una de las más apetitosas para el aficionado. Sus toros tienen sangre de Saltillo y Gamero Cívico -refrescado con Román Sorando vía Salvador Domecq-, algo que le da ese toque de personalidad que hace de esta divisa una de las ganaderías más especiales del campo bravo.
La casta es signo inequívoco de esta casa ganadera, conseguida a través de trabajo y rigurosa selección en el seno de una familia que vive por y para el toro bravo. Esa que nunca le ha dado la espalda aun legado heredado de sus mayores, aquellos que en tiempos difíciles supieron aguantar el chaparrón y seguir apostando por un tipo de toro que únicamente se encuentra en el seno de esta familia.
Toros de diferentes capas y hechuras, dos líneas genéticas, dos encastes que hacen que los barrosos, negros o mulatos de la rama Gamero Cívico o los cárdenos de la línea Saltillo conviven y se crían para dar gloria y fuste a una divisa que no hace tanto era codiciada por las máximas figuras del toreo.
Un tipo de toro diferente al resto, al cual sigue manteniendo, tanto en fenotipo como en genotipo, unas líneas que ya Javier Arauz marcó y potenció durante su vida como ganadero. Ahora su hijo y sus nietos buscan seguir manteniendo viva la llama de la afición, esa que hará que esta ganadería perdure de generación en generación.