Con la temporada pegando sus últimos coletazos a este lado del charco, los ganaderos de bravo ya preparan la temporada venidera con ilusión. Pese a que las lluvias no han caído con la contundencia que se esperaba, poco a poco el campo va cambiando ese tono pajizo por un verdor que llama a la esperanza. Según en que zona de la península te encuentres el campo te hará fruncir el ceño y sacarte una leve sonrisa. Esa sonrisa que tiene la familia Araúz de Robles con la temporada de 2022, un año en el que los festejos lidiados han dado un juego óptimo, así como los animales que han sido vendidos a las calles para el festejo popular.
La ganadería jiennense ha vuelto a plazas de gran importancia como Madrid, plaza en la que lidió un súper clase de nombre ‘Campiña’, un astado con aires mexicanos que cuajó al natural Ángel Téllez. Un bombón que contrarrestó con la emotividad y el carácter de ‘Caranoña’.
Araúz de Robles, paraíso bravo en plena Sierra Morena
Araúz de Robles se encuentra en plena Sierra Morena dentro del Parque Natural de la Sierra de Andújar, un entorno privilegiado para la cría del toro bravo, rodeado de encinas y alcornoques que dibuja el paisaje andaluz por excelencia. Un hierro que con el tiempo se ha ganado el respeto y la admiración tanto de los toreros como de los aficionados por criar un tipo de animal distinto al resto.
Por ello no se puede encasillar los orígenes de esta ganadería en un encaste en concreto, pues su origen se basa en una alquimia de diversas castas fundacionales (Jijón, Cabrera, Gallardo y Vistahermosa) que mezclara D. Rufo Serrano entre 1910 y 1912, comprando ganado bravo a diversos ganaderos del entorno. A la muerte de don Rufo, en 1945, sus herederos la vendieron a D. Mariano García de Lora, que la traspasó en ese mismo año a D. José María Araúz de Robles el cual modificó el hierro y con la intención de unificar la diversidad de origines, adquirió dos sementales, uno de don Samuel Flores, de nombre Valentón cuyo origen era Parladé-Gamero Cívico, y otro de don Juan Guardiola, de nombre Dieciséis.
Un dato curioso a tener en cuenta es el siguiente: pese a tener antigüedad del 19 de marzo de 1947, una variación en el hierro en 1978 hizo que la UCTL le retiraría la antigüedad, teniendo que volver a tomarla el 8 de agosto de 1982. A mediados los 2000 comenzó un declive de la ganadería motivado, fundamentalmente, por un problema de consanguinidad tras llevar más de 80 años sin introducir sangre alguna. Como consecuencia de ello, la ganadería se refresca a través de sementales de Román Sorando, línea Salvador Domecq. Tras la muerte de Javier Arauz de Robles en enero de este año pasó a manos de su hijo del mismo nombre, el cual ya hacía años que la llevaba conjuntamente con su padre.
Hoy no hablamos con su ganadero, sino con José Ángel Gil, mayoral de la ganadería. Un enamorado del campo bravo y profundo defensor del toro que se cría en la casa. Un hombre que conoce a la perfección las virtudes y los defectos de los animales que pastan en la casa, un perfecto embajador del toro de la familia Araúz de Robles.
«Para el año que viene la camada es lustrosa, seria, armónica y variada de pelo»
Los cercador de ‘La Colonia y Burguillos’ poco a poco van tomando color gracias a las lluvias caídas y la calidad de la tierra de esta zona de Guarromán. Los toros y utreros pastan ajenos a la complicada situación que vive el campo, «para el año que viene la camada es lustrosa, seria, armónica y variada de pelo» nos cuenta el mayoral. «No hay ninguna novillada con caballos prevista para 2023, únicamente dejaremos una sin caballos, nos vamos a centrar en intentar lidiar los más de 40 toros que hay actualmente».
«Dependiendo de cómo avance la temporada daremos salida a más o menos toros para las calles, siempre nos gusta dejar entre 8 o 10, pero como te digo, eso lo irá marcando la temporada. En total tendremos unas cuatro corridas de toros de cara a poder lidiarlas en 2023»
Sobre la temporada hay mucha tela que cortar en una ganadería que ha dado un salto importante en los últimos años: «Hacemos un balance muy positivo del año sobre todo después de Madrid. El toro de Joselito Adame, fue un animal que transmitió, y el de Téllez tuvo mucha clase. Le faltó un punto de fuerza para Madrid, pero luego tuvo esa virtud de la clase. De lo mejor que ha salido en San Isidro. También hemos lidiado una corrida en Montoro y otra Copa Chenel. Luego han salido toros para las calles, creemos que la temporada ha sido buena, pero siempre queremos más como es lógico».
Vuelta a Madrid en 2023
Una corrida la de Madrid que tuvo sus complejidades, pero que sirvió para el despegue de Téllez y para ver el momento por el que pasaba Adame. Festejo que sin ser extraordinario si fue un paso más en la consolidación del nuevo proyecto ganadero: «Como bien dices hubo de todo, la empresa salió satisfecha y por ello nos han reseñado una corrida para volver el año que viene, algo que no ilusiona sobremanera».
Pero para llegar a este punto la exigencia ha tenido que ser muy dura, volver a recuperar este terreno perdido a mitad de los 2000 no es fácil. La crisis de 2007 y la pandemia han dado un golpe muy duro en la línea de flotación de las ganaderías, por suerte la afición de la familia ha podido con todo ello: «Al ser una ganadería pequeña, no quitamos nada en la pandemia. Tenemos sobre 150 vacas y no quisimos cerrar la ganadería y hemos acertado. Hemos sido capaces de mantenerlo y en los próximos años debe verse los productos de los nuevos sementales aprobados hace dos años».