Tras años sumidos en un tipo de toro muy específico, las principales figuras del toreo han buscado -con más ahínco si cabe tras la pandemia- otro tipo de hierros. Siempre se ha dicho que no existe ganadería sin ganadero, y eso queda corroborado cuando ciertos hierros cambian de manos. Los toreros han sido conscientes que esa apuesta era obligada; primero porque habían alcanzado una regularidad importarte, y segundo, porque era una demanda que el aficionado les hacía a las figuras.
Con la reducción de las camadas, las ganaderías se han reciclado, y con ello los animales de saca han menguado considerablemente, más si cabe cuando rematar a un toro -a los precios que se pagan hoy en día- se ha convertido en algo inasumible para un gran número de ganaderos. Una tormenta perfecta que pese a los efectos negativos que ha traído para el campo bravo si tiene varios aspectos positivos; eliminación de excedentes en campo, una selección más feroz y una apertura en el abanico ganadero.
El torero que más hizo por esta apertura de encaste y divisas fue un José Antonio Morante de la Puebla, un espada que en 2021 y 2022 ha conseguido supera la barrera de las 150 corridas de toros. Dos años en los que su apuesta por la apertura de encastes y ganaderías fue total., amén de recuperar plazas que estaban sumidas en el olvido. El sevillano se echó el petate de la fiesta a su espalda para anunciarse con hierros que no solían estar marcados en rojo por las figuras en los últimos años: Prieto de la Cal, Miura, La Quinta, Puerto de San Lorenzo, José Luis Pereda, Torrestrella, Galache, Carlos Núñez, Torrestrella, Capea, Toros de Lagunajanda, Rehuelga, Castillejo de Huebra, Luis Algarra, Murube o Ana Romero, entre otros.
Ganaderías que se sumaban a otras más habituales en su carrera como Núñez del Cuvillo, Juan Pedro Domecq, Zalduendo, Jandilla, Daniel Ruiz, Garcigrande, García Jiménez o Alcurrucén, divisas que no dejó de lidiar estos años, pero que si complementó con algunas de las citadas anteriormente. Esta apertura de ganaderías y encastes provocó que muchos de sus compañeros decidieran dar un paso adelante y abrir ese abanico que tanto demandaba la afición.
Un cambio de tendencia que tiene a El Puerto de San Lorenzo bajo la lupa de toreros como Roca Rey
Si hace unos años el bombo impulsado pro Plaza 1 hizo que un espada como Roca Rey se anunciara con una corrida de Adolfo Martín -tras preceptivo sorteo-, ahora son los propios toreros los que exigen a ganaderías de encastes fuera de la rama Domecq para las ferias de mayor fuste. Adolfo Martín, La Quinta, Alcurrucén o Puerto de San Lorenzo han sido las divisas elegidas por algunas figuras para ir este año a Madrid, hierros que han dejado entrever ese cambio por parte de las figuras a la hora de exigir ganaderías para una plaza como Las Ventas.
Un cambio de rumbo que ya se nota en las peticiones de los toreros. Así, el peruano Andrés Roca Rey habría pedido -según ha podido saber este medio- la corrida de Puerto de San Lorenzo para una de sus tardes en Madrid el próximo año, un hierro que está siendo muy demandado por parte de los toreros, esos que buscan un tipo de toro con unas virtudes muy marcadas, estando esta divisa de sangre Atanasio-Lisardo entre ellas. Una corrida que ha tenido muchas novias y que lidió dos corridas de toros el pasado año en Madrid, una en San Isidro y otra en Otoño con un balance positivo, de ahí que toreros como Roca Rey la tengan señalada en rojo como uno de los hierros preferidos para ir a la primera plaza del mundo este ’23.
Los toreros son cada vez más conscientes que necesitan un toro determinado para las plazas de mayor exigencia, esa donde se valora más la movilidad y la chispa que la clase y la calidad, de ahí que el paso adelante hacia ciertas ganaderías haya sido notable. Pero esa apertura no solo tiene que ver con esas determinadas características en las embestidas de los animales, y si en una regularidad y un cambio de rumbo de muchos ganaderos, los cuales han conseguido encontrar un tipo de toro que guste a toreros y aficionados, pero sin salirse del camino marcado y que ha vuelto a colocar a la divisa de El Puerto de San Lorenzo en los carteles de postín dentro de las ferias de mayor exigencia de España, Francia y parte de América.
Santa Coloma, un encaste en vanguardia rifado por las figuras
Quizás el encaste que ha salido más fortalecido de estos años difíciles ha sido el Santa Coloma, un tipo de toro que poco a poco ha sabido amoldarse al animal que se exige hoy en día respetando su tipo y su fisonomía. Un trabajo que se vio recompensado tras la pandemia, pero el cual venía de tiempo atrás gracias al trabajo de sus ganaderos. Un encaste que hoy en día cuanta con la Ganadería de La Quinta como cabeza de león, siguiéndole hierros en un gran momento Pallarés o Rehuelga, dos ganaderías que han sabido aprovechar la ola impulsada por este cambio de tendencia. Tampoco debemos olvidarnos de hierros como Ana Romero o Flor de Jara entre otros.
Plazas como Madrid, Arles, Dax, Mont de Marsan, Málaga, El Puerto de Santa María, Cuenca, Santander, Jaén o Aranjuez, Illescas han visto lidiar animales de este encaste durante la temporada de 2022 con un resultado más que importante, dejando la puerta abierta a repetir en las mismas y entrar en otras como Sevilla de cara a un año que debe ser el de la consolidación de toro Santa Coloma del Siglo XXI, para ello se tiene que seguir respetando el tipo de toro de esta encaste, ese que con el tiempo ha subido pero sin perder su esencia.