La ganadería de Peñajara se encuentra, actualmente, dividida en dos fincas: Torviscoso, en el municipio cacereño de Peraleda de la Mata y Quejigoso, en el municipio de Calera y Chozas, en la provincia de Toledo. Es en la finca de Torviscoso donde Toros para Todos graba estos momentos de tensión en el campo bravo cacereño.
El traslado de toros bravos desde su cercado hacia los corrales para ser pesados es una de las labores que se realizan cuando los toros tienen un destino y se debe informar de las características de cada uno o simplemente para llevar en cuenta el peso actual y saber si tienen la alimentación correcta.
Aquel día de grabación, en la ganadería de Peñajara se comenzó a realizar dicha labor con el propósito de pesar a dos de los toros de uno de los cercados. Al principio todo ocurre con normalidad, llevan a los cabestros hacia el cerrado de los toros que tienen que apartar con el fin de que los guíen y a la vez los tranquilicen en el desplazamiento hacia los corrales. Posteriormente, empiezan a mover a los toros con la ayuda de los todoterrenos ‘pick up’ y acompañando esta llamada a pie por parte de varios trabajadores de la finca para ir separando a los protagonistas del resto de su manada.
Una vez apartados los dos toros se comienzan a trasladar por el corredero, donde vuelven a pitar los vehículos para incitar y aumentar el galope de éstos, intentando que no se queden retirados de los cabestros, los cuales van abriendo el camino. La faena parecía ir bien, pero en un momento dado el toro colorao se para enfrente de una de las vallas y se revuelve rápidamente contra el vehículo. Entonces reúnen de nuevo a los cabestros para que se dirijan hacia los toros, pero ellos siguen dándose la vuelta consecutivamente hacia los todoterrenos.
Ahora, deben dejar distancia para que se tranquilice el que se ha quedado solo porque cuando ocurre esto siempre aumenta el peligro y hay que cambiar el trato hacia el animal para que no vaya a más esa agresividad y pueda acabar perjudicándole de alguna manera. Con gran habilidad, consiguen acercarle el otro toro para que se arropen entre ellos y puedan continuar avanzando. Se intenta en varias ocasiones, pero no hay manera de que el toro colorao no deje de volverse, imponerse y de arrancarse hacia los vehículos.
Finalmente, los toros de Peñajara se niegan a avanzar y en estos momentos solo debe reinar la paciencia entre los allí presentes para conseguir que se tranquilicen ya que una vez se consiga podrán volver a intentarlo. Definitivamente, la decisión más acertada fue que los toros volvieran al cercado debido a que necesitaban relajarse sino esta labor podría haberse complicado. Para evitar malos desenlaces los acompañaron para que vuelvan a pastar con el resto de su manada y así intentar el traslado en otra ocasión porque a la fuerza siempre ganará el toro.