En el término municipal de Carboneros, en la provincia de Jaén, se encuentra la ganadería de Collado Ruiz, El Cotillo, una divisa jiennense de procedencia Domecq en la que el programa Toros para Todos grabó hace tres años un reportaje en los primeros días del verano, momento en el que las temperaturas aumentan considerablemente, de ahí que las faenas no se puedan hacer a las horas centrales del día.
Uno de los problemas con los que se encuentran los ganaderos en esta fecha es el pasto seco, ya que éste se llena de espigas y puede propiciar serios problemas para los animales. Al intentar comer la saeta de la espiga, ésta se le mete en el ojo, llegando incluso a provocar ceguera en los animales.
La solución radica en llevar a los toros y novillos a un lugar donde haya menos hierba seca para así evitar este problema. Como bien relata Agustín Collado para los compañeros de Toros para Toros, «tenemos un problema muy serio porque la hierba se ha secado y la espiga empieza a soltar la saeta. Esto puede provocar una úlcera en el ojo, por lo tanto, si no lo curas muy a tiempo el animal se puede quedar tuerto y perder la visión, de ahí que la única solución sea trasladar a estos animales a otro cercado con menos pasto para así evitar este tipo de sustos».
Pero el problema vino al cambiar a los animales de El Cotillo de cercado: uno de los astados de saca no perdía ojo de los nuevos visitantes, plantándoles cara y provocando momentos de tensión. Este utrero ya había dado problemas con anterioridad, de ahí que no se le pudiese perder la cara. Para evitar que se arrancase, Agustín, hijo del ganadero, se puso de pantalla con su caballo, y así evitó que el animal tuviese visión directa con los cámaras.
El animal bravo normalmente avisa antes de tomar una decisión, y este astado de El Cotillo llevaba ya un rato haciéndolo, de ahí que el ganadero tomase distancia con él, la suficiente para que se respetasen entre los dos. Pese a ello no les quita ojo, está encelado, sigue marcando su territorio como animal jerárquico que es. El astado está incómodo, no le gusta esa presencia en el cercado. «El toro en el campo es como en la plaza, sabe quien va a caballo y quien es cada uno«, comentaba Agustín Collado, de ahí que no pueda dejar que se salga con la suya haciéndole ver quién manda; de lo contrario, la próxima vez no podrá entrar en el cercado montado a caballo.