Todos aquellos que han pisado el campo bravo en alguna ocasión son conscientes de los peligros que allí pueden suceder. Pese a la tranquilidad que puede aparentar, el toro bravo es un animal que puede cambiar de comportamiento en cualquier momento, de ahí que toda persona que entra en un cercado debe tener los cinco sentidos puestos y no darle la espalda a los animales. Esto no pasa únicamente cuando se va a caballo o andando, también en un todoterreno, un tractor o incluso un remolque, de ahí que se tenga que estar ojo avizor a las reacciones de los animales que se ven.
Bien sabe de esto Victorino Martín, un ganadero que lleva toda la vida conviviendo con el toro bravo y que conoce a la perfección a cada uno de ellos. Su mirada, sus reacciones, si está ‘pegao’ o no… todo gracias a una vida junto a ellos. Pero el peligro no está únicamente a campo abierto, sino también en los corrales o en la propia plaza de tientas. Durante los saneamientos, los animales bravos tiene que atravesar los corrales para pasar los reconocimientos sanitarios pertinentes, unos controles que normalmente se suelen hacer varias veces al año, con el estrés que eso supone para los astados.
Una de las fincas donde se hace esta labor es en Las Tiesas de Santa María, finca cacereña principal de la explotación. Allí, una vaca metía la cabeza por una tronera que daba a uno de los corrales exteriores. Esta tronera estaba abierta para así posibilitar que los vaqueros pudieran acceder de un corral a otro sin problema, siendo ahí donde la vaca dio un susto monumental a Victorino Martín, un hombre que también hace las veces de veterinario en la casa.
La vaca quedó inmóvil en aquel lugar, al tener gran arboladura de pitones no era capaz de salir de ese sitio que le provocaba tanta inseguridad, de ahí que Victorino tuviera que agarrarla de la punta de los pitones para intentar sacar a la vaca, pero ésta continuaba cabeceando, no ayudando a realizar dicha labor con rapidez. Poco a poco, la vaca se fue calmando hasta conseguir girar el cuelo y salir de dicha tronera.
Victorino Martín, ya más calmado y con las pulsaciones más bajas, se apresuró a cerrar dicha tronera para así evitar que pudiera repetirse dicha situación con otra de sus hermanas de camada. Unos accidentes pueden hacer que los animales se dañen, pudiendo aparecer lesiones que obliguen a sacrificar al animal con la pérdida de carga genética que ello conlleva. En este caso, por suerte, todo salió bien y la vaca volvió a los corrales para pasar el control sanitario y volver junto a sus hermanas de cercado.