La ganadería de Hijos de Celestino Cuadri Vides es una de esas divisas que todo aficionado tiene en la cabeza cuando hablamos de personalidad, un tipo de animal distinto al resto gracias a la amalgama de sangres que corren por sus venas. Una ganadería fundada por don José María Lancha hacia el año 1928 con vacas y sementales de don Juan Belmonte procedentes de Gamero Cívico. Posteriormente, agregaría un lote de hembras don Esteban González Camino, que a su vez tenía sangre de Pérez de la Concha, Félix Suárez, Villamarta y Francisco Molina.
En 1954 la vendió a don Celestino Cuadri Vides, que varió el hierro y la divisa. Se sacrificaron las hembras procedentes del último cruce, conservando las procedentes de Santa Coloma. Esta ganadería no puede considerarse hoy como ramificación de la sangre santacolomeña (rama de Ibarra) ni de la de Urcola. Es esta una ganadería fruto de una serie de cruzas y selección posterior que, por su tipo, mercado, valoración y personalidad, se puede considerar como un encaste propio.
Un tipo de toro peculiar, distinto al resto tanto en fenotipo como en comportamiento. En uno de los reportajes emitidos por el programa Toros para Todos vemos el comportamiento de las vacas y el semental cuando Enrique Romero y su equipo se adentran en el cercado. Las vacas, al contrario de lo que podría parecer, se quedan observando a este nuevo visitante del cercado, son muy curiosas y quieren saber que hace ese hombre que no conocen junto a ellas.
Mientras que las vacas se encuentran en la parte baja del cercarcado, ‘Triguero’, que así se llama el semental, las vigila desde la parte más alta. Está alejado de las vacas, y esto se debe a que es un semental muy celoso. Esto se debe a la cercanía de otros toros, concretamente en el cercado contiguo, al tenerlos tan cerca el semental no les quita ojo, pero esto, en cierto modo, no tiene que ver con ellos sino con ellas. Colocándose ahí no permite que ninguna de ellas se acerque a esa zona donde están los otros machos.
«Siempre ocurre eso, cuando hay un lote de vacas, normalmente el semental intenta que esas vacas no vayan a donde hay otros toros, se pone ahí para que no suban. Ahora si tú coges este lote y lo intentas cambiar de cercado, se pone delante a pegarle a las vacas para que no se vayan de aquí, porque piensa que va a tener competencias en otro sitio e intenta que no vayan para otro lado. Aquí está el seguro, las tienes seguras y no quiere el riesgo», comentaba Fernando Cuadri.
«El semental no baja, tienen que estar los demás cerquita, y si no cerca, él sabe que están ahí y no se arriesga a irse de la parte alta de la cerca. Únicamente si hubiese alguna vaca en celo bajaría, pero como no hay ninguna sigue allí de guardián. No baja, no se mueve ni con el pienso», explicaba Fernando Cuadri.
«La única forma es acercarse a él y entrarle por detrás, nunca por la cara” recalcaba el mayoral. “Riñéndole seguro que viene hacia abajo», comentaba Enrique Romero entre risas. «Si no le riñes no viene, lo que es el celo del animal«, volvía a comentar con asombro el periodista malagueño. El toro anda en la parte alta del cerrado, desde allí domina su terreno y controla a su lote de vacas.
«Él conoce mi voz. Por tono, el animal sabe que le estoy diciendo que se quite de ahí. Desde chico conoce mi voz y la entiende, por ello, lo más normal es que me obedezca». El toro poco a poco abandona el lugar donde estaba aquerenciado para irse con las más de 40 hembras que pueblan el cercado. Las historias que se dan en el campo bravo y que gracias a Toros para Todos los aficionados pueden llegar a conocer.