Se anunciaba este martes en Valencia una novillada con el hierro de El Freixo, propiedad del matador de toros madrileño Julián López ‘El Juli’, una ganadería que lleva varias temporadas lidiando novilladas importantes y que se había ganado por derecho propio su presencia en una Feria tan importante como Fallas. Pero tras hacer pública la empresa el sorteo de las reses a lidiar, más de un aficionado se percató de la inclusión de un animal de un hierro desconocido para el gran público.
Se trataba de un utrero de nombre ‘Lazarillo’ perteneciente a la ganadería de La Cercada, una vacada que ya en 2022 lidió una importante novillada picada en la plaza de toros de El Puerto de Santa María en el que su mayoral fue sacado en hombros junto a los novilleros. Pero, ¿quién es su dueño? ¿Cuál es su historia? Todo comenzó en 2004, cuando Miguel Moreno Zapata adquiría una finca entre Olivenza y Alconchel de nombre Dehesa La Cercada. Un tiempo después, tras tener que hacer un vacío sanitario en sus vacas mansas, pensó que era el momento de dar el salto a ser criador de bravo, llegando a su casa vacas de su gran amigo Julián López ‘El Juli’ como comienzo del proyecto.
La dificultad de comprar ganado en esa época por los altos precios que se exigían los ganaderos le hizo replantearse este camino, pero gracias a la intermediación de un amigo se hizo con la ganadería de El Toril, propiedad hasta ese momento de Martín Berrocal, en el año 2007. Poco a poco fue eliminando aquello que no le gustaba y fue ampliando con animales de El Freixo. De ahí en adelante fue poco a poco aumentando el número de vacas y haciendo pruebas con sementales que le prestó su buen amigo Julián cuando este no los echaba a las vacas.
Miguel Moreno Zapata siempre ha sido un amante del caballo, sin ir más lejos su padre es Gregorio Moreno Pidal, figura del toreo a caballo en los años 70, quien le inculcó el amor por el caballo, que está muy presente en su vida. Miguel es actualmente un reconocido garrochista, teniendo a este animal como eje fundamental en su ganadería, que actualmente ha conseguido llevar a plazas tan importantes como las citadas de El Puerto de Santa María o Valencia. Pero sigamos con el camino recorrido por este ganadero extremeño en sus primeros años como criador de bravo.
Es una vacada donde imperan las buenas hechuras, los animales bajos, con cuello, finos de cabo y de lomo recto, porque para Miguel «el toro tiene que ser un fiel reflejo de aquello que quieres como ganadero, sin salir claro está del encaste que tienes». Aquí las hechuras son fundamentales, tanto las vacas como los machos tienen que tener fenotípicamente esas hechuras que sean acordes a su encaste, salirte de ahí es un error. Para que el toro embista, como sueña un ganadero, amén de y una gran condición buscada en la selección, tiene que ser flexible en sus movimientos, y eso únicamente se consigue teniendo buen gusto, buscando animales que por fenotipo sean aquello que buscas.
Los dos novillos ovacionados el pasado año en la plaza de toros de El Puerto y el noble animal de ayer en Valencia son el principio de una andadura que lleva varios lustros en marcha, pero a que aún le queda tiempo para consolidarse pese a tener una base muy contrastada y depurada gracias a la ayuda de su gran amigo Julián López ‘El Juli’. Aquí nada es por casualidad, el trabajo y la obsesión por una determinada embestida son claves para conseguir llegará a la meta marcada. De momento en la Dehesa La Cercada únicamente hay erales, añojos y utreros, el paso a corrida de toros lo marcará el tiempo. De momento va dando pasos cortos, entrando en ferias con novilladas o lidiando sobreros; en el toreo las prisas nunca fueron buenas compañeras de viaje.
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