Corría el mes de enero de este 2023 cuando nos hacíamos eco de una triste noticia: “El ganadero toledano José Montes, obligado a llevar toda su ganadería al matadero por tuberculosis”. Su explotación, ubicada en las cercanías de la localidad toledana de Noez, se veía desmantelada por completo al tener que sacrificar unas 300 cabezas de ganado entre machos y hembras, un golpe muy duro para un ganadero que poco a poco estaba poniendo los cimientos de un proyecto ganadero ilusionante para él y su familia.
Montes comenzó su andadura en el bravo con la compra de 25 vacas de Conde de Mayalde y otras tantas de Las Ramblas en 2006, una procedencia que fue menguando con el paso del tiempo hasta quedar de una forma residual en la vacada. Montes no encontraba ese tipo animal que buscaba, así en 2016 compró vacas de Núñez del Cuvillo, en 2018 la camada de eralas y utreras sin tentar de Vellosino y posteriormente en plena pandemia un lote de hembras de El Freixo para acabar de formar su ganadería.
De lo adquirido en 2006 quedaba un porcentaje pequeño de vacas que fue absorbido por completo por esta nueva simiente. Pero la alegría le duró poco; dos años después el citado brote de tuberculosis mandaba todo al matadero sin tiempo a reaccionar. Una enfermedad que se cebó con un gran parte de los animales de la casa, obligando a José Montes a eliminar la totalidad de los animales que había en la explotación.
Todo fue culpa de la entrada en su finca de corzos y jabalíes, que se colaban para beber en las zonas habilitadas para el ganado y transmitían enfermedades como la citada tuberculosis. José Montes llevaba dos años y medio con un problema que no conseguía atajar, pero todo se desbordó el pasado mes de julio cuando salieron casi un 40% de animales positivos a esta prueba, algo que obligó a intervenir a la administración para evitar que se extendiera a las fincas colindantes.
Los 700 euros que percibirá por animal so ñn insignificancia para quien tanto ha luchado por su hierro, más si cabe cuando la carga genética que había en su casa tenía un valor mucho mayor. «Ser ganadero es mucho más que mirar la cuenta de resultados. Aquí se invirtió mucho tanto a nivel económico como genético, ya que se habían hecho compras en ganaderías de mucha categoría y calidad, como Núñez del Cuvillo, El Vellosino y El Freixo, cuyas reses habían costado mucho más que 700 euros que ahora se ha recibido de media por cada animal sacrificado«, nos comentó en su momento José Montes.
Un criador que no sabe aún si volverá a adentrarse en el mundo del bravo; actualmente la finca debe tener un vacío sanitario que le obliga a no tener animales en ésta, y no se sabe si en un futuro a medio o corto plazo Montes da el paso y vuelve a apostar por llevar nuevamente a su finca una punta de vacas con su semental correspondiente.