CURIOSIDADES

El objeto que Rafael de Paula le lleva a Morante cada vez que torea a la plaza y que trae ‘suerte’ a José Antonio


miércoles 29 marzo, 2023

Rafael de Paula y José Antonio "Morante de la Puebla" son dos toreros que han fraguado una gran amistad con el paso de los años.

Rafael De Paula
Rafael de Paula, el pasado 2022 en Las Ventas. © Plaza 1 - Alfredo Arévalo

Siempre ha existido una relación especial entre Rafael de Paula y José Antonio Morante de la Puebla, dos toreros que han fraguado una gran amistad con el paso de los años. Son dos toreros que se admiran mutuamente, que no esconden cada vez que pueden dicha amistad. El jerezano hace tiempo que necesita de una silla de ruedas para moverse, ya que sus maltrechas rodillas ya dijeron basta.

De Paula es un torero que ha convivido con ese hándicap durante toda su carrera, fruto de una infancia nada fácil por las calles de Jerez de la Frontera. Años muy duros para una familia humilde del barrio de Santiago, que, sin embargo, no hicieron que Rafael diera el paso para querer ser torero. Ese paso que tuvo en la antigua plaza de toros de Vistalegre un capítulo que lo catapultó a las grandes ferias. Junto a Curro Romero, otros de los grandes toreros del siglo XX fraguó una amistad y una sana competencia en el ruedo.

A José Antonio y Rafael también les unió una corta, pero intensa etapa de apoderamiento, en la que ambos aprendieron mucho el uno del toro. Pese a unirles muchos aspectos tanto dentro como fuera del ruedo, no coincidían en ese espejo en el que se miraron cuando querían ser toreros. Paula siempre ha declarado su admiración por Belmonte, mientras que Morante se decantó más por Joselito; pese a ello la unión de esas fuentes derivó en una tauromaquia muy personal.

Fruto de esa amistad ganada con los años, José Antonio quiso tener un detalle muy personal con el torero de Jerez. El pasado mes de septiembre Rafael acudió al callejón de La Maestranza en silla de ruedas, portando en sus manos un cayado de madera regalo del propio torero de La Puebla del Río. La movilidad de Rafael es muy limitada, de ahí que este regalo le ayude en su día a día. Ese cayado de madera de olivo llamó mucho la atención de los presentes por sus dimensiones, no separándose ni un instante Rafael del regalo de su amigo y admirado Morante de la Puebla.

Pero esa unión no se ha desvanecido con el paso del tiempo; sin ir más lejos, hace unos días ambos compartieron una jornada de campo en la ganadería gaditana de Carlos Núñez, un lugar donde se respira un sabor diferente y donde los toros herrados con la R de Rincón siguen pastando en las onduladas tierras de Tarifa. Un día muy especial donde se recordaron historias y anécdotas de aquellos años donde Rafael pedía los astados de la familia Núñez para sus tardes más especiales.