Siempre hablamos del desconocimiento que tiene parte de la sociedad sobre el toro bravo en el campo, de su falta de empatía hacia aquellas personas que diariamente se desviven por esta especie. Un sector de la población que no es consciente del esfuerzo y el sacrificio que estas personas hacen por el animal bravo, dedicándose en cuerpo y alma a una especie que tiene un comportamiento jerárquico pese a la nobleza que muestra en su hábitat natural.
Ya hemos narrado en varias ocasiones que los tiempos en una ganadería son fundamentales. Son fechas que el ganadero sigue a rajatabla para tener una organización de aquello que es realmente importante en una explotación de bravo. Uno de los momentos más relevantes es la elección del semental y las vacas que irán con él; éste es un instante crucial en una vacada, ya que el devenir de esta depende de la elección correcta que haga el ganadero.
En este reportaje emitido por el programa Toros para Toros se va a proceder a sacar un semental de su lote de vacas, algo nada fácil por la querencia que el toro tomó con ellas. Estamos en la vacada gaditana de Cebada Gago, una de las más prestigiosas del campo bravo. Aquí sus animales disfrutan de grandes extensiones de terreno, lugares donde pueden vivir relajadamente junto al resto de sus hermanos.
Toca sacar un semental de su lote de vacas, se trata de un animal de repaso, el cual ha estado con las vacas unos dos meses. La función de este animal es cubrir a aquellas hembras que aún quedan vacías, es decir, que el anterior semental no ha cubierto. Ya es el mes de junio y la saltas temperaturas obligan a cerrar un capítulo en la ganadería, es el momento de dejar a las hembras sin toro hasta bien entrado el otoño.
El problema radica en que dentro del cercado hay vacas en celo, algo que complica las labores al no querer —el semental— despegarse de ella. Se trata de un cercado amplio y ondulado, algo que facilita el trabajo de los vaqueros, pero con el toro bravo nunca hay que fiarse. El lote es amplio, y lo importante es que se mantenga unido y no se disemine, algo que complicaría sobremanera el trabajo de los vaqueros.
Juan Quiñones, hombre fundamental en la casa, es un hombre sabio, un conocedor del animal de la casa y de su comportamiento: «Es fundamental andar con ellos despacio, hablarles y que por el tono de voz sepan que eres tú el que está a caballo. Este animal es noble, pero si tratas de engañarlo se orienta rápido, de ahí que las faenas tengan que hacerse al ritmo que ellos marcan». Afortunadamente, las vacas y el semental no dieron problema, llegando a los corrales sin hacer demasiado ruido.