Florencio Fernández, más conocido en el mundo del toro como Florito, dejó de ser veedor de la empresa Plaza 1 al finalizar la temporada pasada. Una noticia que anunciaron tanto Simón Casas y Rafael García Garrido en una rueda de prensa en la que presentaron los proyectos para el coso venteño hasta la temporada de 2026.
Florito nació en ciudad toledana de Talavera de la Reina el 14 de febrero de 1962. Tras probar suerte como novillero —no llegando nunca a tomar la alternativa, retirándose en 1981— entró en 1986 como mayoral y cabestrero en la plaza de toros de Las Ventas tras ser contratado por el empresario Manuel Martínez Flamarique (Chopera), una oportunidad que supo aprovechar y que a día de hoy sigue justificando con creces.
Una contratación que tiene una bonita historia detrás, esa que hizo que un joven que hacía poco tiempo había abandonado su profesión viera como la vida la regalaba una nueva oportunidad. En un pueblo de la Mancha se celebraba el último festejo de la temporada, en el mes de octubre de 1986, y se acercó Manolo Chopera con su mujer; Manuel le pidió asistir a Las Ventas dos días después, que fue cuando cerró su contratación cómo mayoral, un sueño para Florito —según manifestó—: «Esto es como que te toque el premio gordo, esto para mí es un orgullo, aunque dure un mes».
El toledano, además, ha sido veedor oficial del coso venteño durante más de 30 años, combinando tanto el papel de mayoral como el propio de veedor, trabajo este último que no desarrolla en la actualidad, quedándose únicamente como mayoral de la plaza. Una decisión meditada tras tantos años dedicándose por completo a una labor tan sacrificada. Ahora, con menos carga sobre sus espaldas, pone toda su experiencia en el oficio de mayoral de la plaza de toros más importante del mundo.
Un hombre que ha dedicado toda su vida esta profesión, el cual nunca ha podido disfrutar de su familia o de momentos de ocio:«La profesión de mayoral está en peligro de extinción, una cosa es ser mayoral y otra que tú tengas que trabajar de mayoral para poder comer, —el mayoral— tiene que abandonar familia, amigos, porque tienes que estar dedicado exclusivamente a la profesión, yo con mis hijos y mi mujer no he ido a la playa«, comentó el marzo pasado Florito en las tertulias taurinas de la localidad toledana de Villaseca de la Sagra.
Unas tertulias donde habló de su quehacer diario y de los problemas que surgen con este tipo de animales. Así narró una breve anécdota acaecida en los corrales de la primera plaza del mundo: «En una ocasión, estando en mi casa —la casa del mayoral de la plaza— escuché una pelea entre los novillos; no tenía la manguera cerca y tuve que actuar con rapidez con lo que tenía a mano. No tenía la manguera, pues que les tiré una botella de leche».
Otro de los aspectos que se tocaron en esa charla tenía que ver con la composición de la parada de bueyes: «Está compuesta de ocho, cuatro son la base fundamental, los cuatro pilares, tienen que arropar y tiene que haber uno o dos que se queden detrás«. Unas tertulias que dieron un enorme juego y que pusieron sobre la mesa la importancia que tienen estos hombres en el día a día de una plaza de toros.