El campo bravo esconde joyas genéticas que le dan sentido a una Fiesta tan plural como diversa. En un ecosistema como este se dan cita distintas especies que protegen la biodiversidad de la misma. Un paraíso para los sentidos donde conviven dos encastes en peligro de extinción. Un lugar mágico donde la hierba es abundante y el agua fundamental para la supervivencia del ganado en los meses de invierno.
Allí las ganaderías de Monteviejo y Victorino Martín comparten cercados en unas grandes extensiones de terreno. Es enero del pasado año, tras unos meses duros por las altas temperaturas y la sequía, el campo bravo vuelve a retomar su verdadero color, ese que se entremezcla con el cárdeno de las vacas y el berrendo de unos machos que empiezan a ponerse a tono para la campaña venidera.
Junto a los cárdenos, negros y entrepelados de Victorino, también conviven los berrendos de Monteviejo, una ganadería con sello propio por la que llevan años apostando en esta casa. Un tipo de toro distinto al resto, con unas virtudes marcadas y unos defectos que todavía no le han permitido alcanzar esa regularidad soñada pese a los brotes verdes que empiezan a verse. Una ganadería con personalidad propia, una apuesta de esta familia por darle el sitio que merece a una sangre legendaria.
En uno de los cercados de la finca cacereña se encuentran los toros de saca de Monteviejo, astados preciosos de lámina, en los que la amalgama de pelos hacen de este encaste un regalo para la vista. Berrendos en negro, berrendos en colorado, calceteros, coleteros, capirotes… todos ellos hacen de este encaste un toro único y diferente. Pero el toro de Monteviejo no es fácil de manejar en el campo, de ahí que se requiera las sabias manos de Félix Majada, mayoral de la casa para su día a día.
Aquí es fundamental que los animales obedezcan las directrices que les mandan los vaqueros y mayorales, unas conductas que si no se le corrigen a tiempo pueden provocar que en un futuro el toro sea ingobernable. Por eso es importante que el mayoral los ate en corto y no les deje salirse con la suya. Gracias a un vídeo publicado en las redes sociales de la ganadería, vemos como este experimentado mayoral se ve obligado a plantarle cara a un astado que no quería ir por donde le mandaba su mayoral.
Pese a que el toro de Monteviejo intenta irse hacia la parte alta del cerrado, Félix le tapará la salida, consiguiendo así que el animal vuelva por su propia inercia con sus compañeros de camada. La inteligencia y el valor de caballo y caballista se ponen de manifiesto, el toro al final accede a unirse con sus hermanos. Historias del campo bravo que no hacen, sino darle el sitio que se merecen a mayorales y vaqueros, sin ellos esta tarea sería imposible de realizar.