El maestro de Velilla de San Antonio pudo cuajar a un segundo toro muy agresivo que luego caminó mucho, casi a la mexicana en los avíos de Julián. «El toro tenía ese puntito de sosería y de dormirse un poquito para embestir muy despacio y lo he podido disfrutar mucho», explicaba El Juli en los micrófonos, «la lástima ha sido no haberlo matado con más brevedad y haber redondeado la obra. En el siguiente será», matizó.
El segundo de su lote, cuarto de la tarde, no estuvo a la altura de la expectación de la tarde, y así lo vio El Juli. «Tenía nobleza, pero estaba rajadito y no tenía la profundidad que hace falta en Madrid. He estado muy a gusto toda la tarde y muy satisfecho y agradecido por el trato recibido. Ya estoy deseando volver…», comentaba.