La exposición de los toros para San Isidro en El Batán está trayendo de cabeza a más de un ganadero por los problemas que está originando en dichos animales: el último hierro en denunciarlo ha sido el onubense de El Parralejo. Ahora es la ganadería de Luis Algarra la que desembarca en esta zona tan taurina de La Casa de Campo, un lugar por donde ya pasaron —no sin polémica— los hierros de José Escolar, Montalvo, el citado de El Parralejo y ahora la divisa sevillana de la familia Algarra.
Una corrida tremendamente seria y con toros de varias capas: negros, un burraco y un sardo componen los ocho toros presentados por su ganadera para la cita del próximo miércoles 24 de mayo con el mexicano Octavio García ‘El Payo’, el valenciano Román y el madrileño Francisco José Espada en el cartel. Una ganadería que está en uno de los mejores momentos de los últimos años y que ya en 2022 lidió toros importantes en esta plaza.
Los toros estarán algo más de una semana en estas dependencias para posteriormente ser trasladados a la plaza de toros de Las Ventas, donde se realizará el reconocimiento de las reses de cara a su posterior lidia en la primera plaza del mundo. Una corrida que ha llamado la atención de los aficionados por su gran arboladura. Pese a tener una tremenda seriedad son toros bajos y bien construidos, algo básico para poder desarrollar en el ruedo todo lo que llevan dentro.
De los tres toreros anunciados, el único que repite cita con los animales de la familia Algarra es el valenciano. Hay que recordar que Román rozó el cielo de Madrid y el de los toreros, pudiendo vivir la cara más gloriosa, pero saboreando finalmente la más amarga, con la Puerta Grande escapándose y con la enfermería como cruel destino final de una tarde en la que pudo salir a hombros y se fue corneando y camino de La Fraternidad. Una cornada de la que ya está recuperado tanto física como mentalmente para intentar que esta vez no se le escape el triunfo.
Pese a los problemas que está acarreando El Batán, Aurora Algarra dio el sí a la empresa para exponer a sus animales en este lugar único. Es consciente del riesgo que entraña, pero también sabe que la tauromaquia necesita de gestos como este. Ahora toca cruzar los dedos para que no ocurra ninguna desgracia en los corrales. Para ello se ha mandado a personal de la finca, ese que con su experiencia y conocimiento pueda ayudar en caso de que surja algún problema con los animales.
Las imágenes de los toros de Algarra
