Seis toros de Castillejo de Huebra, de encaste Murube, se lidiaban en la tarde de este lunes en la tercera corrida de la Feria de la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz. Los diestros Cayetano, Ginés Marín y Amor Rodríguez hacían el paseíllo.
La voluntad de Cayetano no fue suficiente bajo la lluvia
Los truenos se confundieron con los clarines y timbales para ordenar la salida del primero, un toro que cerró la cara en sus estrechas hechuras, pero que se mostró impetuoso en el eléctrico capote de Cayetano, y que se empleó poco en el caballo, saliendo suelto de petos y capotes cuando la lluvia se hizo presente. Comenzó Cayetano por ayudados por alto sentado en el estribo, mientras el toro correteaba incansable con su rebrincado trote y su fijeza. Ganó los medios con solvencia y templó los primeros derechazos sin afianzarse demasiado. Fue al natural que encontró más asiento, aunque el toro no quería parar. Un pase de las flores y tres derechazos de mano baja tuvieron más gobierno, pero un derrote le robó la muleta en la tanda más consistente. Por fin el toro dio un respiro y Cayetano se encontró más firme, pero al dar un pase de pecho, el toro le pisó la muleta y de nuevo le desarmó. Tres molinetes y un pase de pecho de rodillas le reconciliaron con el tendido. Dejó media espada tendida, que necesitó dos golpes de descabello antes de que se desatará el vendaval.
Compromiso, variedad e inteligencia de Ginés bajo la tormenta
Incomprensiblemente, en medio de la tormenta, se dio salida al segundo, un toro que abrió más la cara en sus correctas hechuras. Ginés, entre los charcos y el barro, lo saludó por chicuelinas entre la incredulidad de que se pudiera torear en estas condiciones. Se señaló el puyazo y el toro, más atemperado, salió con un temple diferente al primero. Amainó la lluvia para el segundo tercio y el público, poco a poco, retomó su lugar en los tendidos. Pero, en el ruedo, los charcos seguían dificultándolo todo. Comenzó Ginés en el tercio, procuró no arrastrar la muleta y pasó al toro por alto hasta hacerse con él en los medios, llevándolo a media altura en series ligadas y comprometidas, a pesar de no obligar por abajo. Además, estuvo recursivo para fijar la atención del público, más pendiente del cielo que de la tierra, arrucinas, molinetes, trincherazos y afarolados fijaron los ojos en el ruedo. Después vino una serie al natural encajada y mandona, tras la que el toro se afligió y huyó a las tablas, cerca de chiqueros, donde se comenzó a defender. Un espadazo trasero y de lento efecto valió para despenar al toro, mientras la lluvia volvía a ganar fuerza.
Amor Rodríguez estropea con el acero su entonada labor al tercero
El tercero, más bajo y rematado, tuvo mejores hechuras y también más importancia en su embestida. Por eso, Amor Rodríguez, que ya intervino en un quite al segundo por chicuelinas y tafalleras, se plantó pronto a torear a la verónica, firme y decidido, que el toro tomó bien, por abajo, como el puyazo que después recibió. Apenas lloviznaba ya cuando Amor cogió la muleta, para pasarlo hasta ganar los medios, mientras el toro se deslizaba (literalmente, por el estado del piso) y a veces perdía las manos. Buscó el torero local un lugar más propicio (no había) donde ambos se agarraran mejor, para intentar el toreo en redondo. Una buena serie de derechazos, templados y rítmicos condujeron a un toro fijo y pronto, de entregada humillación, que siempre pidió muleta. El peso de las telas empapadas se lo pusieron difícil a Rodríguez para evitar que el toro las tocase. Sin embargo, en esa lucha contra los elementos, Amor consiguió salpicar la faena con varios buenos muletazos por ambas manos. Falló estrepitosamente con el acero.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de de Torrejón de Ardoz, Madrid. Tercera de Feria. Corrida de toros. Alrededor de media entrada. Tarde gris.
Toros de Castillejo de Huebra, fijo, con movilidad y fondo el primero; noble y obediente hasta que se afligió y se rajó el segundo; encastado, con calidad y fondo el buen tercero.
Cayetano (azul añil y oro), silencio.
Ginés Marín (rioja y oro): dos orejas tras aviso.
Amor Rodríguez (tabaco y oro), silencio tras aviso.
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ